Cap. 80: El pasado de Iker sale a la luz.
Valentina lo miró. Lo observó con atención. Evaluó su expresión, sus gestos, el leve movimiento de la mandíbula, la arrogancia clavada en cada palabra. Y entonces se echó hacia atrás en la silla, cruzó las piernas con elegancia y dejó escapar una amplia sonrisa.
—Esto ha sido una pérdida de tiempo. Creí que iba a cenar con un hombre interesante, no con un psicópata narcisista con complejo de Dios.
Lisandro no se esperaba esa respuesta. Parpadeó, y por un segundo, su seguridad tambaleó.
—¿Disculpa?
—No, no estás disculpado —replicó ella, con una serenidad letal—. Porque lo tuyo no es solo paranoia. Es un caso clínico. Tu nivel de egocentrismo es tan elevado que crees que cada persona que aparece en tu vida fue enviada por alguien más con la única finalidad de orbitarte. Como si el mundo girara alrededor de tus traumas mal procesados.
Él la miraba fijamente, pero por primera vez, no dijo nada.
—¿Sabes qué? Ni siquiera conozco a ese tal Iker —continuó ella, sin bajar el tono—. Yo creí q