Natalia Rubén removió la cucharilla del café con movimientos lentos, distraída, mientras su amiga Carla no paraba de hablar.

—Y te juro que fue una de las señoras de limpieza la que me lo dijo —decía, bajando un poco la voz, como si la ciudad entera pudiera oírla—. Que la directora de esa academia, la que ahora anda con tu ex, estuvo casada con Lisandro Elizalde, el CEO de Elizalde Tech

Natalia levantó la mirada con calma. Ya no removía nada.

—¿Estás segura?

—¡Claro! Me dijeron que hay tensión entre ellos tres, que alguien por ahí escuchó que se disputan la paternidad del niño, eso quiere decir que la tal Amelia es una zorrita, seguro por eso se divorciaron, tal vez engañaba al esposo con tu amado Iker.

Natalia bebió un sorbo de su café, pensativa.

—¿Estás segura? —preguntó.

—Totalmente. —Lo dijo sin rodeos—. Encontré estas viejas revistas, mira salían en la portada como la pareja del año.

Natalia asintió, pero ya no pensaba en Amelia. Pensaba en Iker.

Él le había dicho que Amelia