Cataleya se preguntó si aquella mujer tenía un espejo en su casa y un buen diccionario para encontrar el verdadero significado de la palabra “elegancia”.
—Algunas nacieron para “comer” bien, como lo hice yo anoche con el señor de la casa. —se pavoneó y la lamparita traviesa en la cabeza de Cataleya se encendió. —Él disfrutó inmensamente como podrás ver, y seguro volverá a llamarme para pasar otra noche apasionada en su cama. Puede que pronto sea tu nueva señora, querida.
Cataleya se llevó las manos a la cintura, se dio la vuelta y puso una cara angelical para verla, aunque en el fondo estaba echando humo y maldiciendo a Frank y a sus amantes a gritos.
—Me hace tan feliz saberlo señorita, ya que el señor “Frankie” realmente se lo merece después de haber pasado una temporada tan dura debido a bueno...mejor no recordarlo. —comentó Cataleya dejando la mujer intrigada.
—¿A qué te refieres? —quiso saber la rubia engreída. —No me digas que Frankie ha pasado por malos momentos, yo no sabí