Capítulo 1

Capítulo 1.

Efsun desde su recamara escuchaba los gritos de sus padres y entre tanto, el frustrante llanto de su madre. No sabía que estaba pasando, ellos discutían habitualmente pero jamás sus discusiones alcanzaron tales límites. Quiso levantarse, indagar un poco más a fondo en la situación, sin embargo, sus piernas no respondían. El tono de voz empleado por Edmundo, su padre, le aterraba. Por lo que decidió abrazar con fuerza su almohada e intentar dormir.

En esas circunstancias, dormir resultaba completamente inútil. Ya estaba acostumbrada a sus peleas y aún así seguían generando en ella un terror indescriptible. Era habitual levantarse al día siguiente y encontrar a su madre con una mejilla u ojo magullado, o con heridas bajo las finas telas de sus vestidos. A veces, su madre no era suficiente para saciar los deseos de ira de su padre, por lo que la utilizaba a ella como su saco de boxeo.

— ¡Efsun!— El grito desgarrador de su madre le hiela la sangre quedando completamente paralizada—. ¡Baja ahora mismo!— La desesperación plasmada en la voz de la mujer le indica que algo muy malo esta pasando. Aún así no quería bajar, tenía tanto miedo.

No quería ir, no deseaba verse envuelta en la discusión de los adultos. Tan solo era una niña de doce años y no tenía nada que hacer ahí. Con parsimonia se levantó de la cama, tomó la bata que colgaba en su closet de roble y se la colocó. Con la misma lentitud bajó la lujosa escalera de caracol que une ambos pisos. Desde el barandal logra ver a sus padres y se estremece de miedo ante tal escena.

Laura, su madre, está tirada en el piso, cubriendo su rostro con ambas manos y un poco de sangre escurre de su naríz. Su rodete desarmado le hace pensar que su padre la ha jalado del cabello y la manera en que gime dolorosamente se lo confirma. Con pasos lentos e inseguros se acerca a ellos, mientras su mirada está fija en el piso.

No sabe como actuar frente a su padre, da igual lo que haga, cuando está de mal humor todo le parece mal, principalmente si es ella quién lo hace. Por años le tocó escuchar las quejas de su progenitor por no haber nacido varón. Desde niña le tocó vivir muchas humillaciones, fueron tantas las palabras hirientes de su progenitor que la marcaron profundamente. Efsun, era una niña tímida e insegura.

— ¡Despídete de tu madre, Efsun! De ahora en adelante esta mujer ya no vivirá en nuestra casa—. Furioso le arroja a su esposa unos cuantos billetes de alta nominación.

Efsun confundida busca la mirada de su madre, aunque la mujer evita todo contacto visual. La niña, sin pensar en la reacción de su padre se arrodilla junto a la mujer y la abraza con fuerza. ¿Por qué tiene que irse? ¿Acaso no puede ir con ella? Lo que menos desea es quedarse con su padre y ser víctima de por vida de sus constantes abusos físicos. No es justo, ella es su hija, debería de ser su prioridad, no puede abandonarla como si nada.

—Llévame contigo mamá, por favor—. Tibias lágrimas ruedan por sus pálidas mejillas mientras se aferra al cuerpo de su madre.

—No puedo cariño, pero jamás olvides que te amo—, susurra la mujer en el oído de la niña—. Estarás mucho mejor con tu padre, yo no tengo nada para ofrecerte. No puedo someterte a una vida de miseria y peligro.

—Por favor...—, las palabras se atoran en su garganta cuando su padre decide poner fin a tan emotivo momento.

—Quiero que te vayas ahora mismo, Laura. Mañana a primera hora se instalara en esta casa mi nueva esposa y no deseo que te vea—. Toma a la niña de la cintura y la aparta con brusquedad— y tú, m*****a niña, cierra la boca antes que yo lo haga.

—Papá, déjame ir con mamá. Prometo portarme bien y no darte problemas—, se libera del agarre del hombre y voltea rápidamente para enfrentarlo.

—Tú no irás a ninguna parte, tu madre me falló. Lleva meses revolcándose con el jardinero. ¡Se han burlado en mis narices! ¡Lárgate ahora mismo Laura, no me obligues a sacarte a la fuerza!— Grita descontrolado.

Laura, tragándose su pena y humillación toma los billetes que están regados por el piso y los guarda en el pronunciado escote de su vestido. La mujer se sacude su fina ropa y arregla un poco su desordenado cabello.

Edmundo le ha permitido irse con lo puesto, por lo que no carga con equipaje, sale de la residencia sin siquiera voltearse a ver a su hija. Le duele abandonarla, pero sabe que con su padre estará mejor, al menos llevará una vida acomodada y en unos años contraerá matrimonio con algún heredero rico, que si no logra hacerla feliz al menos le dará todo.

El carruaje la esperaba en la salida, ella tomó su vestido levantandolo un poco para subir más cómodamente al carruaje. Una vez acomodada el chófer le da la señal a los caballos y estos empiezan a galopar. A las afueras del pueblo la espera George, el hombre al cual ama y con quien durante meses le ha sido infiel a Edmundo.

Extrañara a su hija, pero por una vez en la vida antepondra su propia felicidad. A la edad de catorce años sus padres la vendieron como si de ganado se tratara y a la semana se estaba estaba viviendo con Edmundo y sufriendo las consecuencias de sus ataques de ira.

Cuando quedó embarazada el hombre dejó de golpearla, creía que nacería un varón, anhelaba tener un heredero para que en un futuro manejara su gran imperio. Imperio que con esfuerzo construyeron sus ante pasados y que él logró mantener y hacer crecer.

Grande fue la desilusión cuando la partera anunció el nacimiento de su hermosa niña. Durante semanas Laura no tuvo noticias de su esposo, el hombre optó por ir a ahogar sus penas a los burdeles de la capital. Cuando Edmundo regresó a casa el infierno en el que Laura vivía se tornó mucho peor. Por todo lo que sufrió en el pasado, ahora merecía ser feliz.

Edmundo observa a su hija, quien llora desconsoladamente en el umbral de la puerta. Todo transcurrió tan deprisa que no tuvo tiempo de adaptarse a la situación. Su madre y ella siempre fueron unidas y no comprendía como se había ido tan tranquila, dejando atrás toda su vida. Su padre en exceso irritado, la toma de ambos brazos y la zarandea como si de un papel se tratara.

—Ya deja de llorar, deberías estar agradecida que esa puta se fuera de la casa—. Ejerce mayor presión en su agarre disfrutando de los alaridos de la niña.

—Déjame ir con ella... por favor, papá...— su llanto melancólico se tornó desgarrador.

—Cierra la m*****a boca—, suelta los brazos de la niña para cojerla de sus rizos y arrastrarla hasta las escaleras—. ¡Ve a tu habitación y no salgas hasta que te lo ordene!— Exclama furioso.

—Papá, déjame ir con mamá... Te lo suplico...—sin importar las consecuencias miró a su padre a los ojos, manifestando con su mirada la desesperación que sentía.

— ¡He dicho que no! De seguro quieres ir con tu madre para ser igual de puta que ella... desde que te ví nacer supe que serías una zorra—. Edmundo furioso estrella su mano en la mejilla de la niña.

Fue tal el impacto del golpe que Efsun calló al piso algo aturdida. Edmundo no satisfecho con eso se despojó de su cinturón de cuero negro y azotó a la niña en la espalda. Fueron tres azotes, uno más violento que el anterior.

Efsun gritaba del dolor, tan solo deseaba desaparecer. Ya no quería continuar de este modo, sin su madre su vida sería un completo caos.

—Ahora vete a tu habitación antes de que te rebane en pedazos—, la severidad de su voz le heló la sangre.

Aterrada corre escaleras arriba encerrándose en su habitación. Recarga su espalda contra la puerta y se deja caer al piso para luego abrazar con fuerza sus rodillas. Observa sus antebrazos, los que aún escuecen por el violento agarre de su padre, nota como los dedos del hombre han quedado marcados y con el paso de las horas su piel quedará marcada de púrpura una vez más.

Lo peor es el escozor en su espalda, no sabe qué hacer para calmar el dolor y puede sentir su vestido húmedo en aquella zona. De seguro los golpes abrieron alguna vieja que herida que aún no cicatrizaba del todo.

Efsun lloró en silencio, no sabe como será su vida de ahora en más. Son tantas las incógnitas que asaltan su mente que no le permiten dormir. Esta asustada y ansiosa, por lo que escuchó en medio de la discusión su padre tiene una nueva mujer, una mujer desconocida y que no es su madre, una mujer que no tendrá consideraciones con ella.

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