Unos días después, llegó el cumpleaños de Mia. Ya habíamos decidido agregar seguridad extra a la fiesta para asegurarnos de que Clara no pudiera aparecer y armar un escándalo. Por eso, esta vez sí estaba emocionada por asistir.

Mamá volvió a aceptar que me saltara las tareas de la escuela y, en cuanto me desperté, empecé a llenar los globos de agua.

Dimitri entró por la puerta trasera como si fuera su casa. No podría asegurarlo, pero creía que mi mamá y él tenían algo. Ya era hora, nunca la había visto con nadie.

Dimitri me miró y empezó a reír.

—¿Qué estás haciendo? —Preguntó, y terminé riendo con él.

—Solo es un poco de diversión previa a la fiesta, para Mia y los chicos.

Sonrió con amabilidad mientras sacaba una botella de agua del refrigerador.

—A esos chicos realmente les caen bien ustedes dos. Parece que se divirtieron mucho en el baile.

Sentí el calor subir a mis mejillas, porque él estaba en casa cuando Liam me “dejó” después del baile... y no se fue hasta la mañana sig