Capítulo 4 Amy

Mi última clase del día la tenía con Cole, quién no se sentó justo a mi lado, pero sí más cerca de lo que normalmente lo hacía. Intenté no mirarlo con todas mis fuerzas, pero pude sentir su mirada clavada en mí durante toda la clase. De repente, una nota cayó sobre mi escritorio haciéndome gemir internamente. ¿Por qué yo? Si no la abría, eso podría significar una paliza. No directamente de parte de Cole, porque los matones nunca habían estado involucrados en esa parte de mi vida, pero bastaba con que hablara con las personas adecuadas. Volví a quejarme internamente y abrí la nota. Solo había una línea escrita: "Entonces... ¿Dallas y tú?"

Miré a Cole, quien tenía una gran sonrisa en el rostro, instándome a contestar la nota. ¿Qué se suponía que le dijera? Era su amigo quién no me dejaba en paz, además no había un Dallas y yo. ¿Acaso Dallas no les había contado lo que estaba haciendo? ¿Estaba actuando por su cuenta? ¿O todo era parte de un plan para volverme loca? Realmente no sabía si podría soportar eso, así que decidí que simplemente aceptaría las consecuencias, arrugué el papel y lo lancé al basurero más cercano.

Estaba tan emocionada cuando sonó la campana final que casi salté del asiento. Me apresuré a salir corriendo por la puerta, con Mia pisándome los talones. Reímos mientras caminamos hacia las bicicletas; ella tenía auto, pero prefiere ir en bici. Decía que el aire fresco la despertaba en las mañanas. A medida que nos acercamos, vimos nada más y nada menos que a Dallas, esperando junto al portabicicletas. ¿Qué demonios? ¿Por qué no podía librarme de él hoy? Eso solo reforzó mi idea de que algo raro estaba pasando.

Cada fibra de mi ser me decía que olvidara la bicicleta y me fuera caminando, así que decidí hacer eso. Me despedí de Mia y me desvié a la izquierda para comenzar mi camino a casa. Poco después, escuché a alguien corriendo detrás de mí, lo cual me hizo querer correr también, pero si era Dallas no tenía oportunidad de ganarle y terminaría sin aliento cuando me alcanzara.

—¡Espera! ¡Solo quiero hablar! —Gritó Dallas desde atrás.

Disminuí el paso ligeramente y me di la vuelta caminando de espaldas.

—¿De qué quieres hablar, Dal? En serio, me conoces de toda la vida y apenas me hablaste antes de que todos se dieran cuenta de que soy humana. No creo que tengamos mucho de qué hablar. —Le grité, entonces me di cuenta de que tenía mi bicicleta. Genial, supongo que tendría que comprar otro candado.

Me detuve y lo miré, confundida. Él bajó la mirada con una sonrisa tímida.

—No quería que tuvieras que caminar todo el camino hasta tu casa —dijo en voz baja, acercándose a mí. Luego me miró con una sonrisa traviesa—. Entonces, ¿“Dal” se queda? —Preguntó con una pequeña risa.

No pude evitarlo, empecé a reír. Tomé mi bicicleta y empecé a caminar junto a ella.

—¿Mi bici no se va a desarmar cuando me suba? —Pregunté, medio en broma.

Veo un destello de enojo en sus ojos, pero rápidamente fue reemplazado por una sonrisa suave.

—No, tu bici está bien. Sé que probablemente nunca confíes en mí, pero de verdad no estoy aquí para hacerte daño.

Caminamos en silencio un rato, hasta que ya no pude soportarlo.

—Ok, digamos que te creo y que esto no es parte de un plan para lastimarme. ¿Entonces qué es? ¿Por qué me estás hablando de repente? —Pregunté.

Baja la mirada con timidez. —Bueno... solo quiero conocerte, Aims. Para ser sincero, no entiendo por qué, pero realmente me gustaría conocerte mejor.

Así que iban con todo. Fuese lo que fuese que estuviesen planeando, debía ser grande. Claramente no iba a poder deshacerme de él, así que tal vez debería seguirle el juego. Así, cuando pasara lo que tuviese que pasar, no me tomaría por sorpresa y todo eso se acabaría.

—Está bien. ¿Qué quieres saber? —Pregunté, decidiendo seguirle la corriente.

Él sonrió ampliamente. —Oh, eh... bueno, ¿qué es lo que más te gusta hacer?

Sonreí al recordar los tiempos con Liam, cuando jugábamos en los arroyos a matar dragones o salvar princesas, cuando descubrimos un túnel secreto y lo seguimos hasta cruzar todo el pueblo... pero esos días se había acabado.

—Pues no hago mucho fuera de la escuela. Me gusta ir al cine con Mia, a veces somos las únicas en la sala y nos inventamos nuestros propios diálogos. —Respondí, mirándolo.

Él rio, como si se lo imaginara.

—¿Te gusta ir a fiestas? —Preguntó.

Lo miré como si estuviera loco.

—Cierto... bueno, Liam va a hacer una fiesta este fin de semana y deberías venir. Así puedes ampliar tus horizontes, antes de hacer lo que sea que planees en la vida. —Dijo.

¿Así que ese era el plan? ¿Llevarme a una fiesta y humillarme frente a todos? La verdad, preferiría que lo que fuesen que iban a hacer, lo hicieran en la escuela. No quería malgastar mi tiempo libre odiando mi vida.

—Ay, lo siento. No puedo este fin de semana, ya tengo planes. —Dije rápidamente.

Él solo asintió.

—Tal vez la próxima. —Respondió, cuando ya estábamos a unas casas de la mía.

Se detuvo frente a mi casa, parecía estar pensando en algo.

—Bueno... adiós. —Dije rápidamente y empecé a subir por la entrada.

Él me tomó del brazo y me detuve.

—¿Me das tu número? —Preguntó con timidez.

Debí haber puesto cara de alarmada, porque se apresuró a explicar. —No es nada raro, lo prometo. Solo quiero poder escribirle a mi nueva amiga.

¿Nueva amiga? ¿Eso era lo que quería que creyera?

Le di mi número, porque no importaría si no lo hiciera, de todos modos, encontraría la forma de conseguirlo. Él sonrió y se despidió con la mano mientras corría hacia la casa de Liam.

Entré a mi habitación y me dejé caer en la cama, en ese instante me llegó un mensaje de Mia:

Mia: "¡Tenemos mucho que hablar!"

Yo: "¡Sin duda!"

Mia: "¡Llego en 10!"

Suspiré y me levanté para ir a la cocina por unos bocadillos.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP