Mundo ficciónIniciar sesiónLa noche había caído como un velo espeso sobre la ciudad. La residencia de Cyrus, imponente y sobria en su arquitectura de piedra oscura y ventanales amplios, parecía un refugio ajeno al caos que se desataba afuera. Dentro, el silencio se extendía con una calma inquietante, solo interrumpido por el crepitar leve de la chimenea del estudio principal.
Blair estaba allí, de pie frente al ventanal. Llevaba una blusa color marfil, ligeramente desabrochada en el cuello, y un pantalón oscuro que delineaba con sutileza sus movimientos. La luz del fuego jugaba con su silueta, y el reflejo de las llamas parecía trazarle un aura dorada alrededor de la piel. Cyrus la observaba desde el otro extremo de la habitación. Llevaba horas con la camisa arremangada, el nudo de la corbata suelto y la mirada fija en ella, como si su sola presencia lo mantuviera entre la razón y la locura. Habían pasado días desde el escándalo público. Días en que la prensa, los socio






