CAPÍTULO 71

Salvatore Gianluca

Me quedé mirándola, tan pequeña, frágil y sublime, que mi corazón se derritió; ninguna mujer antes me había hecho sentir de esa manera. Mis manos comenzaron a temblar y las palabras no fluían de mi boca.

Roxanne no dejaba de mirarme como si fuera un bicho raro. No comprendía por qué tanto rencor de su parte, si al final ella había decidido irse sola, negándome la oportunidad de estar con mi hija.

Me acerqué un poco más y extendí mi mano para tocar la pequeña frente de mi hija. Al sentir su tacto, me estremecí de inmediato. ¿Cómo podía ser tan hermosa y poderosa a la vez, con ese tamaño? Porque ella ya se había robado todo mi ser, mi fuerza y mi corazón. Y eso la hacía realmente poderosa.

Roxanne trató de apartarla, pero yo levanté la mirada y la sentencié con mis ojos.

—Déjame tocarla, es lo justo —mi voz sonó ronca, y ella apenas resopló, airada y con un poco de enojo.

—No es el momento, Salvatore. Sin embargo, me alegra que estés bien —soltó en un tono algo sarcá
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