Una responsabilidad que no era mía.
Lara observaba en silencio como Mauro levantó a Lorenny con cuidado mientras la misma soltaba quejidos lamentosos.
Ahora su cuerpo inerte y pálido reposaba en el sofá, mientras sus quejas llenaban el aire, siendo una constante y desgarradora melodía que los perturbaba a todos.
Luci la miraba con ojos preocupados, ya que la piel de Lorenny brillaba con un tono enfermizo y pálido, más aún que la de Lara, quien acababa de regresar del hospital.
—Está más descolorida que un papel, ¿qué le habrá pasado a la tía, saben dónde se supone que ha estado en estos días?
—No lo sabemos.
Lara se encogió de hombros. Puesto que se había refugiado tanto en su bebida que, si Darío y Lorenny habían planeado algo, ella estaba completamente en la ignorancia.
En ese momento, Darío entró a la sala, con el cabello despeinado, vistiendo un short de dormir. Y su pecho desnudo, junto con sus pies descalzos, le daban un aire desaliñado.
Cuando Lara lo vio, hizo un gesto de asco, pero Darío, al ver a Lorenny en el