Más allá de la razón.
«¿Será que no recuerda lo que sucedió entre nosotros?», pensaba Aylin una y otra vez mientras iban en el auto rumbo a la casa, pero ninguno de los dos decía nada.
Únicamente ella lo veía esperando que se disculpara o que al menos dijera algo relacionado con lo ocurrido, pero Damián no hacía más que verla por el rabillo del ojo.
—Damián, no te di nada. Y tampoco sabía que habías tomado algo—. Inconforme con la acusación, Aylin volvió a defenderse por tercera vez, sintiendo un nudo en la garganta. —Entraste a mi habitación, muy ebrio, ¿no lo recuerdas?
Damián la miró con los ojos entrecerrados, como si estuviera intentando recordar algo. Luego, soltó una risa cargada de amargura y se pasó la mano por el rostro, pero no pronunció una sola palabra.
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Minutos más tarde.
Ella se encontraba fuera de la alcoba de Damián, esperándolo con ansiedad y furia. Su corazón latía con un ritmo frenético, y a medida que pasaban los segundos la impaciencia en ella, crecía, y cada latido de su cora