MILA
Estoy caminando junto a Maximiliano por un sendero abandonado, rodeado de árboles que parecen susurrar secretos en el viento.
La niebla se cierne sobre nosotros, creando un ambiente misterioso y opresivo. Mientras avanzamos, el sonido de los grillos y el crujir de las hojas bajo nuestros pies son los únicos sonidos que rompen el silencio. De repente, Maximiliano se detiene y me mira con una sonrisa enigmática. "
—Vamos, Mila—me dice, tomando mi mano y liderándome hacia un túnel abandonado que se extiende como una boca oscura en la distancia. El corazón me late con anticipación y un poco de miedo mientras entramos en la oscuridad.
A medida que avanzamos por el túnel, la oscuridad parece cerrarse sobre nosotros. Pero entonces, las luces comienzan a encenderse, una a una, iluminando el camino frente a nosotros. La luz es tenue al principio, pero gradualmente se vuelve más intensa, revelando el interior del túnel. Puedo ver las paredes de piedra, las vías del ferrocarril y los restos