MILAAbro los ojos y me encuentro con una habitación llena de flores. Maximiliano está parado frente a mí, con un ramo de flores en la mano, y sonríe de oreja a oreja. Lleva pantalones largos, pero su torso está descubierto. Nuestros bebés están sentados en la cama, cada uno sosteniendo una rosa en su pequeña mano.—Buenos días, cumpleañera —dice Maximiliano, su voz suave y cariñosa.Me siento en la cama, impresionada por la escena que tengo frente a mí. Me tiende el ramo de flores y me besa en la frente. Me siento amada y especial en este momento. Miro a nuestros bebés y sonrío, sintiendo una gran felicidad.—Gracias, amor —digo yo, sonriendo—. Esto es increíble.Maximiliano se sienta a mi lado en la cama y me abraza. Los bebés se acercan a nosotros y comienzan a jugar con las flores. Me siento rodeada de amor y felicidad.—¿Quieres desayunar algo? —pregunta Maximiliano.—Sí, por favor —respondo—. Me muero de hambre.—Ve a ducharte.Me levanto de la cama para ir a ducharme, pero Maxi
MILAMaximiliano me mira con ojos llenos de amor y devoción, y comienza a hablar con una voz suave y emotiva.—Mila, desde el momento en que te conocí, supe que eras alguien especial —dice—. Tu sonrisa, tu risa, tu forma de ver la vida... todo en ti me cautivó. Y con el tiempo, mi amor por ti solo ha crecido. Eres mi mejor amiga, mi confidente, mi alma gemela.Hace una pausa, y su voz se vuelve más seria.—Pero quiero ser honesto contigo —dice—. Las cosas no serán fáciles. Nuestra vida juntos estará llena de peligros, de momentos de incertidumbre y de un sube y baja de emociones constante. Habrá momentos en que tendremos que enfrentar nuestros miedos y superar obstáculos que parecerán insuperables. Habrá días en que la oscuridad parecerá más fuerte que la luz, y tendremos que encontrar la fuerza para seguir adelante.Me mira con intensidad, y puedo ver la sinceridad en sus ojos.—Pero quiero que sepas que estoy dispuesto a enfrentar todo eso contigo —dice—. Quiero que estés a mi lado
MILALa camioneta avanza suavemente por la carretera, mientras Natalia conduce con destreza. Alisa y yo estamos sentadas en el asiento trasero, charlando animadamente. El sol entra por las ventanas y calienta nuestros rostros.—Recuerdo cuando me casé con el padre de Maximiliano —dice Natalia, sonriendo con nostalgia—. Fue un día hermoso, aunque un poco loco. Me acuerdo de que me tropecé con el vestido en la iglesia y casi me caigo.Alisa se ríe a carcajadas, tapándose la boca con la mano.—¡Eso es increíble! —exclama, sus ojos brillando con diversión.Natalia asiente con una sonrisa, sus ojos iluminándose con el recuerdo.—Sí, fue un momento divertido. Pero en serio, fue un día muy especial. Me sentí como una princesa.Alisa suspira, mirando por la ventana con una expresión soñadora.—Yo también sueño con casarme algún día. Quiero un vestido blanco y una ceremonia en un jardín hermoso.Natalia se vuelve hacia Alisa, su rostro iluminándose con entusiasmo.—Eso suena perfecto. ¿Has pen
MILADespués de comprar los conjuntos de lencería, Natalia, Alisa y yo decidimos seguir explorando la tienda y escoger más ropa íntima y vestidos para nuestras respectivas ocasiones especiales. Cada una de nosotras tiene gustos diferentes, por lo que nos divertimos explorando las diferentes secciones de la tienda.Natalia encuentra un conjunto de lencería de seda verde que le parece perfecto para una noche romántica. Alisa, por otro lado, se enamora de un conjunto de lencería de encaje negro que es sexy y elegante. Yo, mientras tanto, encuentro un vestido de seda azul que me parece ideal para una cena romántica.La dependienta nos sonríe y nos dice que estamos haciendo una excelente selección. Nos ayuda a encontrar más conjuntos y vestidos que se ajusten a nuestros gustos y preferencias. Después de un rato, nuestra selección es impresionante: tenemos conjuntos de lencería de seda, encaje y algodón, así como vestidos y ropa interior de diferentes estilos y colores.Finalmente, decidimo
MILAMe siento en la mesa del restaurante con Natalia y Alisa, rodeadas de las bolsas de compras que hemos acumulado durante la mañana. Estamos exhaustas pero felices después de haber encontrado todo lo que necesitábamos para la boda.—Estoy muerta de hambre —dice Natalia, riendo—. Pero valió la pena. Encontramos todo lo que necesitábamos.—Sí, definitivamente —digo, sonriendo—. Me siento tan aliviada de haber encontrado el vestido perfecto. Y las joyas que elegí son increíbles.—Y yo estoy emocionada de haber encontrado los zapatos perfectos para la boda —dice Alisa, sonriendo—. Me siento como una verdadera dama de honor.Pedimos nuestros almuerzos y comenzamos a charlar sobre los detalles de la boda. Natalia y Alisa me hacen preguntas sobre el vestido y las joyas, y yo les muestro fotos en mi teléfono.—Me encanta cómo se ve el vestido —dice Natalia—. Te ves como una princesa.—Gracias —digo, sonriendo—. Me siento como una princesa.—Y Maximiliano se sentirá como el príncipe encanta
MILASiento que mis piernas fallan bajo mi cuerpo mientras veo el rostro del hombre italiano que entra al sitio. El aire a mi alrededor parece desaparecer, dejándome sin aliento. Sus ojos se clavan en mí con una intensidad que me hace temblar. Está acompañado de todos sus hombres, y mis escoltas parecen impotentes ante la situación.El hombre italiano se acerca con una sonrisa confiada y toma asiento sin pedir permiso. Su mirada se dirige a mí y a las mujeres que me acompañan, y con un gesto de la mano nos invita a sentarnos también. Mi amiga me lanza una mirada de advertencia y asiente ligeramente con la cabeza. Sé que está pensando lo mismo que yo: no hay nada que podamos hacer para detener esto.Mi amiga le hace un gesto casi imperceptible a sus hombres, y ellos se mantienen firmes, sin hacer nada. Sé que ella sabe que si iniciamos algo, no hay forma de parar y todos terminaríamos en una tragedia. Estamos en desventaja numérica y de poder.Tomo asiento, tratando de mantener la calm
MILA—Maximiliano, cálmate, por favor —digo, poniendo una mano en su brazo—. Sé que esto no es lo que querías escuchar, pero es la realidad. Natalia y yo creemos que es lo mejor para nuestras familias y para nuestra nieta. Una alianza con los italianos podría ser beneficiosa para todos.Maximiliano se aparta de mí, su rostro enrojecido de ira.—¿Beneficiosa? —gruñe—. ¿Qué beneficio hay en casar a nuestra hija con el hijo de ese italiano? ¡Eso es un movimiento político, Mila! ¡Un juego de poder! No podemos permitir que nuestra familia sea utilizada como moneda de cambio.—Maximiliano, escúchame —digo, tratando de mantener la calma—. Sabes cómo funciona esto. Las alianzas y los matrimonios son parte del juego. Y en este caso, creo que es una buena oportunidad para fortalecer nuestra posición. Los italianos son poderosos y una alianza con ellos podría ser muy beneficiosa para nosotros.Maximiliano me mira con desconfianza.—¿Y qué hay de nuestra hija? —pregunta, su voz baja y amenazante—
MILAMe despierto temprano, sintiendo una emoción que me recorre todo el cuerpo. Hoy es el día de mi boda. Me levanto de la cama y miro hacia la cuna de mis hijos, que duermen plácidamente. Pienso en cómo ha cambiado mi vida desde que los tuve, y en cómo Maximiliano y yo hemos construido una familia juntos.Me acerco a la cuna y los miro con ternura. Quiero que sepan que mamá se va a casar con papá hoy, y que vamos a ser una familia aún más unida. Les doy un beso suave en la frente y me dirijo al baño.Me ducho con agua tibia, sintiendo cómo el calor relaja mis músculos y me prepara para el día que se avecina. El sonido del agua cayendo sobre mi piel es casi musical, y me hace sentir viva. Me lavo el cabello y el cuerpo, disfrutando del momento de soledad y tranquilidad.Después de ducharme, me envuelvo en un albornoz suave y esponjoso. Me siento fresca y renovada, lista para enfrentar el día que viene. Me miro en el espejo y sonrío, sintiendo una sensación de anticipación y emoción.