MAXIMILIANO
Estoy sentado en mi oficina, hablando con Aleksi sobre la primera entrega del cargamento del nuevo prototipo de armas.
— La demanda es alta —le explico a Aleksi—. Todos quieren este prototipo.
— ¿Quiénes son los compradores? —pregunta Aleksi, con curiosidad.
— Italia, Estados Unidos, China y Japón —respondo, enumerando los países—. Todos están dispuestos a pagar un buen precio por este prototipo.
Aleksi asiente con la cabeza, impresionado.
— Es un gran logro —dice—. Este prototipo es revolucionario.
— Lo sé —respondo, sonriendo—. Es por eso que todos quieren tenerlo.
Aleksi se inclina hacia adelante, con una expresión seria.
— ¿Estás seguro de que podemos cumplir con la demanda? —pregunta.
— Sí —respondo, confiado—. Tenemos todo bajo control. La producción está en marcha y estamos listos para enviar los primeros cargamentos.
Aleksi asiente de nuevo, satisfecho.
— Excelente —dice—. Esto va a ser un gran éxito.
—Eso espero—estoy extresado por lo sucedido ayer. No me gusto pa