Nimue y Rafael se mantienen en silencio, como si se encontraran a la expectativa de que el otro rompiera sin querer e silencio que los rodeaba y ahondar en un tema tan doloroso.

— Sé que no lo harías. — Responde Rafael para sí mismo diciendo de voz alta algo que ella se negaba a aceptar.— Sólo lo hice por mí mismo.

Ella gira su rostro para enfocarlo sin saber por qué o comprender qué es lo que dice.

Él busca su mirada, morada, llena de vida, de ilusión y el único par de ojos que deseaba ver el resto de su existencia.

— Porque no podría seguir en esta tierra sin saberte en ella…— Continúa Rafael.— Porque cada aliento que inspiro solo es para saberte viva… Porque cada latido de mi corazón perdería razón de ser si tú no te encuentras en esta existencia…

Nimue se encuentra confundida y conmovida de igual manera.

— Pero dejaste ir la mitad de tu fuerza vital. Dejaste vulnerable tu vida, tu existencia y tu fuerza como guerrero dragón.

— No.— La interrumpe Rafael con una voz que parece una