Capítulo 158.
La lengua de Cam sale de entre sus labios y lame de manera sutil y paciente la sangre que corre por su mejilla.
— ¡No! dejame ¡no!
— ¡Por supuesto que no! ¡Tú ya eres mía!— Ruge Cam con todo el poder que le daba ser un alto custodio— y en el instante en que te vi lo supe, nada ni nadie te va a sacar de aquí, pequeña, pequeña conejita— repite Cam con una voz macabra.
Y en ese momento él vuelve zarpas todas las uñas de sus manos.
— Pero ahora vamos a jugar.
— ¡No, no, no!— Grita ella inundando el lugar de terror, dolor y sufrimiento.
La puerta de ese lugar se cierra, dándole privacidad a ese alto custodio de disfrutar de la pequeña conejita que había encontrado en su camino.
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En la oscuridad de la noche, en medio del bosque de la manada Oscuridad Nocturna, Morrison va caminando en la búsqueda de un lugar específico al mismo tiempo que su mano aprieta de manera descuidada una nota que apareció en su cama.
El mensaje era claro, la hora y el lugar indicados eran exactos