—Dios… esto está increíble… —Enzo se recostó al sillón para ver cómo Gianna incluso se quemaba la boca, y batía su mano para llevar aire a la pizza.
Estaban en un restaurante al aire libre exactamente frente a la costa.
Había dejado su chaqueta en el auto, y ahora tenía arremangada su camisa, mientras que sentía que sus hombros se relajaban. Tomó la copa de vino, entre tanto Gianna seguía comentándole acerca de su niñez, y de cómo sobrellevó la sobre protección de su madre, hasta que nació su hermana Rosella.
Estaba un poco embobado con su naturalidad, su forma espontánea, y esa sonrisa que, dejaba sus ojos pegados en ella.
Y en cuanto a Luke, lo había enviado de vuelta a Roma.
—¿No tienes mucha hambre? —Enzo parpadeó mirando su plato casi intacto, y luego se apresuró a tomar un pedazo de pizza.
—Ammm… creo que no mucha… de hecho estoy prendado en la conversación, es muy interesante todo lo que me cuentas…
Gianna achicó sus ojos y sonrió de nuevo.
—Yo creo que más bien es que está imp