Mundo ficciónIniciar sesiónTeekon inclinó ligeramente la cabeza, sus ojos, de un tono ámbar ardiente, encontrándose con los míos. Había algo hipnótico en su mirada que, incluso a la distancia, lograba despertarme sensaciones que no alcanzaba a descifrar.
—Sí, no mentiría en ello —dijo con firmeza—. ¿Tú no sientes la mía? —Me apena decirlo, pero tuve un accidente y me he golpeado la nariz. No percibo aún bien todos los olores —respondí, mirando al extraño delante de mí—. ¿Puedes esperar unos días para que sane? —No hay problema, esperaré el tiempo necesario —dijo el extraño, sin dejar de mirarme. Me desconcertaron sus palabras. ¿Cómo podía estar tan seguro, tan firme, mientras yo sentía que el suelo podía desmoronarse bajo mis pies en cualquier moment






