Mundo ficciónIniciar sesiónEL PRÍNCIPE:
Los Lilim intercambiaron una breve mirada, como si buscaran consuelo o fuerza en la presencia del otro. Finalmente, fue el hombre quien habló.
—En el tiempo que perseguíamos a la princesa Aloqua, dimos con esta pareja de lobos que vivían fuera de la manada porque su hijo era muy débil —siguió contando, sin dejar de mirar hacia donde escuchaba mi voz—. No muy lejos de allí, apareció un joven. Vivía solo y trabajaba la tierra; se hizo amigo de los lobos. Un buen día, salvó a una joven.—Querido, ¿por qué no le cuentas la historia como la conocemos? —interrumpió la supuesta madre Lilim.El hombre la miró con rabia, pero al ver mis ojos rojos, asintió y se enderezó, girando para quedar frente a mí y dejando que ella iniciara.—Mire, señor, usted sabe que el mundo de los dioses es m






