18
El oficial nos llevó a su pequeña oficina y nos quedó mirando, yo tenía vergüenza, jamás pensé en terminar en una estación de policía, y menos por exhibicionista, esto era más de Mariano.
— Pagaré la multa, sea cual sea — Le dije al oficial.
Él me quedo mirando y después a Barbara.
— La prostitución es ilegal aquí — Me dijo.
Yo mire a Barbara que se estaba ahogando con sus propias palabras.
— ¡Yo no soy eso! — se quejo ella.
— Ella no me estaba prestando ningún tipo de servicio se*ual, nosotros nos conocemos, ella es la hermana de un amigo — Le dije calmadamente.
Él oficial se rió y nos miro a ambos.
— Llame a su amigo — Me pidió.
Yo negué con la cabeza y rei con nerviosismo.
— Él no sabe que yo tengo ese tipo de relación con su hermana, pero puedo llamar a alguien más — Le sugerí.
— Ok llamelo, pero si no me convence, los dos van a terminar apresados — Nos dijo.
Yo mire a Barbara y ella estaba casi llorando.
— Deme un momento — Le pedí.
Lo más sensato era llamar a Luciano, así que