Mariano y yo fuimos al parking del hospital, buscando el coche. Él no paraba de tocarme el trasero mientras íbamos caminando.
— ¿puedes quedarte quieto? — Lo regañe.
— solo estoy cach*nd*, ¿es normal no? — Puse los ojos en blanco.
— ¡No! Ahora deja de molestar —
Encontramos el coche, Mariano abrió la puerta de atrás, yo lo mire buscando alguna explicación del por qué abrió esa puerta.
— Entra rápido — Yo arrugue el entrecejo.
— apresúrate Karina! nos están persiguiendo —
Yo entre de inmediato, Mariano también entro y cerró la puerta.
— ¿Dónde están? — Pregunté mientras miraba por las ventanas del coche.
— ¡Acuéstate! — Yo me acosté en los asientos, Mariano me agarró de las pierna y se metió entre ellas.
— ¡No seas tan desgraciado Mariano! — Trate de levantarme pero el no me dejó.
— te dije que estaba cach*nd* —
Mariano era de lo peor!
— ¡Aquí no! ¿Que pasaría si alguien nos ve? —
Mariano se encogió de hombros.
— Tu confía en mí, nadie nos vera, ahora solo relájate y disfruta de lo que