Capítulo 162. ¿Dónde estás cariño?
Aquel chico continuó diciendo: —Y sinceramente, con toda la información que esta persona nos proporcionó, fue uno de los trabajos más fáciles que hemos tenido en toda la vida.
Felipe apretaba las manos con fuerza debajo de la mesa y le dijo con voz firme: —Dame el nombre de esa persona y dejaré ir a tu madre de inmediato.
El chico respondió: —Nunca nos dijeron su nombre, solo recibimos la información a través de nuestros teléfonos. —Hizo una pausa y agregó—: Si quiere, puede confirmar lo que le estoy diciendo. Revise el teléfono de nuestro líder y verá que no estoy mintiendo.
Felipe hizo una seña al agente que estaba detrás del vidrio, indicándole que trajera el teléfono. Luego, sin apartar la mirada del chico, dijo: —Continúa hablando.
El chico siguió con su relato, aunque sabía perfectamente que había una línea que no podía cruzar: por nada del mundo podían revelar la identidad de quien los había contratado. Si lo hacían, no solo ellos morirían, sino también toda su familia. Tragó s