Capítulo 15. Sin nombre, sin rostro
Mariana, en ese instante, se había estremecido entre sus piernas y soltó un suspiro agitado. Juraría haber escuchado un gemido de él nuevamente.
Cuando por fin lograron separarse, tenía el labial completamente corrido por aquel beso apasionado que se habían dado, frente a todos los que los rodeaban. Sus pezones, marcados por encima del vestido, delataban lo excitada que estaba.
Al mirar a sus amigos, todos los observaban con los ojos bien abiertos.
La primera en romper el silencio fue Vero, quien, con una sonrisa en los labios, dijo burlona:
—Mis queridas y estimadas amigas…
Luego dejó de reír y añadió:
—Aquí mi nuevo amigo quiere llevarme a su apartamento a mostrarme unas pinturas del siglo XVI que tiene en su poder. Y ustedes saben que, cuando se trata de arte y buena comida, yo voy donde sea.
Les guiñó un ojo a sus amigas, Frank la tomó de la mano y se fueron juntos.
Cinthia miró a Mariana con una pequeña sonrisa burlona y le dijo:
—Y me imagino que ustedes quieren ir a ver si la m