Capítulo 40. Sacrificios a Satán
Después de terminar la batalla, Brando, con sangre por todo el cuerpo de las muchas heridas que tenía, pero no le prestó atención a eso, pues lo único que quería era ver a su compañera y así poder verificar que ella estuviera bien. Con esta idea en mente, de inmediato dio la orden a sus lobos de llevar a todos los heridos a los hospitales; como sabía que eran muchos y que las cuatro instalaciones de la manada no tenían camas suficientes, ordenó habilitar otros lugares para atender a los de menor gravedad.
También mandó limpiar a fondo el campo de batalla y que se hicieran los reconocimientos de los lobos caídos para avisar a sus familias y enterrarlos con honores. En cuanto a los muertos del bando enemigo, dispuso que se los llevaran al bosque donde habitan las criaturas salvajes, para que fueran devorados por ellas y nunca más volvieran a reencarnar en este mundo.
Luego de dar esta orden, salió corriendo a cuatro patas, a todo galope, en busca de su compañera. Cuando llegó, lo primer