—¿Vino del año 43 o del 33?—preguntó la chica organizadora.
—Cualquiera estará bien—respondí.
—¿Blanco limpio, blanco champan o blanco hueso? Es para los manteles de las mesas. —volvió a preguntar. Me comenzaba a marear con tantas preguntas y al mismo tiempo.
—El que quedé mejor—respondí nuevamente.
—¿Flores petunias o gardenias? Ambas tienen un importante significado…—alargó.
—Ambas entonces—respondí masajeando mi cien, me dolía la cabeza y sentí que me daría migraña.
—¿Pastor o sacerdote?—preguntó y no entendí muy bien—, Es decir, ¿Qué religión?
—católicos supongo—respondí dándole una mirada en búsqueda de auxilio a Pierina.
—¿Servilletas color beige o color hueso?—volvió a preguntar, mi cabeza palpitaba y dolía con intensidad.
—Color…—farfulle pero luego negué con mi cabeza.—, Pierina, encárgate por favor. —pedí y asintió sin rechistar.
Los preparativos de la boda eran una experiencia inexplicable, el estrés era el principal factor de todo el proceso. Sin embargo, los nervios corrí