Laurita llegaba a la empresa a su hora de entrada, los demás siempre estaban esperándola para ayudarla
—Laurita, venga, aquí está el ascensor esperándola
—Gracias, son ustedes muy amables
—Ay Laurita, usted se merece esto y mucho más, jajaja
Cuando se abrió el ascensor, la saludaban solícitos todos, aún no llegaba el jefe, entro a la oficina, arreglo papeles, reviso la agenda y trajo un café bien caliente y dos tostadas para Hadrien.
En el piso se escuchaba unos tarareos de canción, al abrirse el ascensor sonó con más fuerza y vieron que era Hadrien, venía contento.
—Buenos días, gente hermosa
—Buenos días, jefe, está alegre
—¡Cómo esta jefe!
—Buenos días, señor Hadrien se lo ve feliz
—Sí, estoy feliz y vengo a trabajar de buen humor
Entro a su oficina y allí estaba todo listo, saludo a Laurita
—Buenos días, Laurita querida
—Buenos días, mi jefe guapetón
Ambos rieron, Hadrien tomo su café y se comió sus tostadas y expreso
—Siempre mi café exquisito y mis tostadas ricas