Mundo ficciónIniciar sesiónMi ceja izquierda está subiendo tanto que seguro ya está cerca del techo. ¡Especial fueron las mentiras! Especial la manera en que lo atrapé con su secretaria en mi cama. Especial como desapareció como un fugitivo y me dejó sola lidiando con todo y criando a mis hijas.
—Mira, Horacio, no tengo tiempo ni ganas para tus tonterías —respondo, tratando de mantenerme firme—. Te lo voy a decir de nuevo: no puedes quedarte aquí. Lárgate, antes de que salga mi compañía y tengas que lidiar con una escena que no quieres protagonizar.¿Eso lo hará reaccionar? ¡Ojalá! Mientras yo le hablo, él me sigue mirando con esa sonrisa semitonta, de esas que me hacen dudar si me toma en broma o si realmente se le habrá fundido algún fusible en el camino.—¡No! —responde de pronto, sin un atisbo de vergüenza—. Sé que






