—Cuando eras pequeño, me rogabas que te trajera aquí, y pensé que sería divertido para Lucas.
—Lo desconectó del oxígeno, le quitó la intravenosa y lo sacó de un cuarto de hospital sin tu aprobación —intervino Anna, temblando de rabia. —Su hijo podrá creer todas sus excusas, pero yo no. ¡Y no permitiré que siga acercándose a mi hijo!
Los ojos de la señora Petrova brillaron con una furia fría. Aprovechando que Anna estaba cargando a Lucas y que Mikhail estaba allí, observando, levantó una mano y le propinó una bofetada a Anna. El impacto resonó en el aire, a pesar del ruido alrededor.
Mikhail se mordió la mejilla interna hasta que sintió un sabor metálico inundar su boca mientras reprimía el impulso de exigirle a su madre que se disculpara.
Pues su mente estaba dividida entre el odio hacia Anna y el instinto de protegerla; una confusión que lo estaba consumiendo desde dentro.
—Tú... mujer insolente —bramó la señora Petrova, en medio de su espectáculo, dejando que algunas lágrimas co