132. ESPOSOS
Los dejan en las habitaciones y bajan las escaleras con una sonrisa. Evelin está rebosante de felicidad.
— ¿Te hace tan feliz que haya venido, Eve? —pregunta Gabriel.
— Sí, Gaby, no te lo voy a negar —contesta Evelin sin poder dejar de sonreír ante la felicidad que la embarga—. Me hace realmente feliz verlo. Es como un hermano para mí.
— Me doy cuenta, Eve. Me alegra —dice Gabriel contento de ver a su esposa tan feliz—. Ahora vamos, que tenemos que trabajar. Tengo todo muy descuidado.
— Vamos. Gabi, estaba pensando en el dinero que tenía tu papá. El tío Romano me dijo que lo llevaste al banco —hablan mientras se dirigen al despacho.
Gabriel informa a Evelin que con ese dinero pagó los salarios de sus obreros y las cosas más urgentes. Se habían puesto al día con todo y finalmente ya no debían nada. Evelin respira aliviada mientras le pregunta qué hizo con el dinero que le confiscó a los ladrones. Gabriel confiesa que no lo ha tocado, ya que tienen que esperar el juicio.
— Gaby, ¿quiere