Mientras en la enorme, lujosa y elegante mansión Mendoza, Rafael y Emma entraban a la cama para dormir. En otra parte de la ciudad, Serena acudía a una cena de negocios.
La bella rubia llegaba vestida en un traje hecho a medida, zapatillas altas y un maquillaje prolijo.
— Buenas noches, comencemos con la revisión del contrato, mi asistente les entregará una copa a cada uno, leamos juntos y cualquier duda solo pregunten y se las aclararé.
Los probables socios se quedaron impresionados por la belleza y juventud de la señorita que fungía el puesto de vicepresidenta de la importante compañía Ivanov. Se preguntaban si los estaban tomando en serio al haberla enviado a ella y que no llegaran ninguno de los trillizos presidentes.
— Señorita Ivanov, ¿No es usted muy joven para llevar y decidir sobre este millonario proyecto? — Uno de los socios no se guardó su opinión.
Serena sin inmutarse respondió.
— Estoy en este puesto por mérito propio, estoy perfectamente cualificada para