Van a matarme, papá.
Una vez en la mansión Ivanov, Alexandro le sirvió un vaso de whisky a su padre, el trillizo sabía que realmente lo necesitaba.
— Toma papá, te caerá bien. Te ayudará a relajarte.
— En estos momentos nada puede relajarme, no podré estar tranquilo hasta saber que diablos sucedió con Kei, quiero el nombre del padre de su bebé, torturarlo, hasta entonces podré relajarme.
El CEO no había por hablar, era eso precisamente lo que quería hacer para calmar su rabia.
— Ya tendrás oportunidad de patearle el culo a ese miserable que se aprovechó de la inocencia de mi hermana. !No se va a salir con la suya, no se va a burlar de nosotros!
Extrañamente Alexander no estaba con ellos, el había salido al jardín a hacer una llamada. Del otro lado de la línea, al segundo timbre, el joven CEO Lombardi respondía.
— Alexander, ¿Me llamas para que te dé las buenas noches? — Los cuñados solían detestarse y llevarse pesado.
— !Te llamo para decirte que si no fueras hermano de Isadora yo mi