Una unión sin sentimientos de por medio.
El señor Leyva solamente quería la felicidad de su hijo, al igual que los señores De León querían ver a su preciada hija feliz y con un buen hombre a su lado. Solo era cuestión de que los jóvenes cooperaran.
— Mamá, papá, sé que no hacen esto con malas intenciones, que Angelo Leyva es un hombre impresionante, pero... No estoy enamorada de él, yo... Sigo enamorada de... quién se casó con otra mujer, y aunque sé que entre nosotros nunca habrá nada de nuevo. No puedo obviar mis sentimientos.
— Pero cariño, no te cierres a la posibilidad de este matrimonio, sabemos que no estás enamorada del CEO Leyva, pero... Quizás con el tiempo pueda llegar a nacer el amor entre ustedes. ¿Por qué no le das una oportunidad? Solo piénsalo princesa.
El señor De León ya no quería seguir viendo así de triste a su hija, quería que ella tuviera un buen compañero que le diera la vida que merecía y que la cuidara.
— Ahhh... Está bien papá, lo voy a pensar, ahora subiré a descansar un poco. — La jove