CAPÍTULO 78. Comentarios hirientes.
Narra Irina.
Pedí información sobre María y una enfermera me preguntó si era familiar, así que mentí diciendo ser su hija, porque no estoy dispuesta a irme sin saber nada de ella. Ahora mismo estoy demasiado preocupada como para pensar en algo más.
Ella buscó en la pantalla de su PC el archivo médico de María y me informó que debía hablar urgente con el doctor a cargo de mi madre. Tras escucharla, me tensé y mis rodillas se aflojaron, pero no me permití caer, no en este momento. Necesito saber qué tan grave es lo que tiene la señora María, y si sus hijos no están para ayudarla, pues yo sí, porque le agradezco infinitamente.
Seguí a la enfermera que me llevó con el doctor encargado de María; él mismo me invitó a pasar a su consultorio, y seguido le saludé con educación y cortesía. Pedí verla, estoy ansiosa, y muy asustada.
—Sí, usted la podrá ver en un momento, pero si es tan amable, señorita... —alzó las cejas, preguntándome con ese gesto tal vez mi nombre o si en realidad debe llamar