65. UN LIGERO GOLPE.
Daven miraba por la ventana, sus ojos estaban fijos en mí y en Ivar que acariciaba mis mejillas tiernamente, las cosas estaban tan bien que realmente parecía un cuento de hadas. Pero yo no creo en cuentos de hadas y mis alertas estaban activas, la vida me había enseñado que las brujas eran más reales que las hadas madrinas.
—No quiero separarme de ti.
—Ivar, tienes que trabajar y yo…
—Ya sé, pero lo odio.
—¿Odias trabajar?
—No, odio… perder el tiempo con mi padre, parece que las provocaciones no han sido suficientes.
—Ivar, los ataques no siempre son frontales y muchas veces el enemigo silencioso es más letal que el enemigo público.
Mis palabras tuvieron un efecto inmediato, su semblante cambió drásticamente y la sonrisa se le borró de ese precioso y masculino rostro.
—Ivar, yo no…
—Entra —presiono mi brazo con demasiada fuerza y casi me empujó en dirección al restaurante.
—¿Qué… qué te pasa?
—Valeska, no seas terca y obedece.
Sus ojos estaban inyectados de una ira qu