Capítulo 9. 24 horas para perderlo todo.
Amy Espinoza
Me quedé en shock. La tierra se abrió bajo mis pies, mis piernas temblaron, mi respiración se aceleró.
El mundo pareció detenerse. Las palabras de la mujer resonaron en mi cabeza como un eco distorsionado. “Denuncia. Invasión de Propiedad. Irse de inmediato”.
—¿Qué… qué dice? —logré articular, apretando el marco de la puerta para no tambalearme—. Esto debe ser un error.
La mujer, con una expresión impasible, sacó un documento de su carpeta y lo extendió hacia mí.
—No hay ningún error, señora. Según los registros, esta propiedad pertenece al señor Adrián Soler y a la señora Daenerys Soler. Usted no figura como residente legal.
El aire se me atoró en la garganta.
—¿Cómo es posible? Si esta era mi casa. —dije en un susurro.
Por supuesto que era mía. Adrián y yo la habíamos comprado juntos, La inicial la di con el dinero que había ahorrado con los primeros años de mi carrera, aunque la habíamos puesto a su nombre por un tema de financiamiento, pero siempre fue nuest