Capítulo 56. Ganador de otra partida.
Amy Espinoza
Me quedé helada en el umbral, con los dedos todavía apretados en los bordes de la carpeta. El peso de aquellas palabras caía sobre mí como una piedra imposible de cargar.
—Piénsalo… Amy —dijo él, con esa voz grave que parecía capaz de partirme en dos—. En la cama somos dinamita. Mía me quiere y yo a ella y me necesitas. Si me permites, te doy un consejo. A veces, en la vida, para lograr lo que quieres, debes sacrificar algo.
Lo miré incrédula, como si no terminara de entender lo que estaba escuchando.
—¿Y cuál es mi sacrificio, según tú?
Caminó despacio hacia mí, y se detuvo al frente. La luz resaltaba la sombra de su mandíbula, la frialdad de sus ojos.
—Yo te pongo el mundo a tus pies, Amy. Y a cambio aceptas ser mi esposa con toda la de la ley… solo por tres años.
Sentí que la sangre se me helaba en las venas. No pude evitarlo; solté una carcajada rota, amarga, que me dolió en la garganta.
—¿Por unos años? ¿A cambio de dinero, poder y fama? —le escupí, con rabia—. ¿Eso