45. Muy cerca del enemigo
Esto se está saliendo fuera de control. Azucena tomas varias respiraciones por la boca mientras se coloca el cinturón de seguridad. Apurada toma el teléfono que repica una y otra vez entre sus manos temblorosas.
—¡Azucena, demonios…! ¡¿Qué fue lo que pasó?!
—Lo lamento mucho, un dolor de cabeza me hizo detenerme. Lo lamento, estoy bien. Ya estoy bien, iré de inmediato a dónde estás —esnifa Azucena volviendo a acelerar.
—Iré por ti de inmediato-
—¡Estoy bien! —repite Azucena—. Estoy bien, Rafael. Llegaré a dónde estás y te lo explicaré todo. Por favor.
El silencio de su esposo es largo y acorde a lo que está pidiendo y sintiendo teme de asustarlo. Rafael suspira.
—Está bien.
Azucena cuelga con un jadeante “gracias” y sigue acelerando. Con los ojos entrecerrados, un nudo en la garganta, sacude la cabeza ante el recuerdo extraño de aquellas manos. Unas manos, dirigiéndose hacia ella.
¿De quiénes eran esas manos? ¿Por qué esos recuerdos tan extraños llegan a su cabeza? Azucena aprieta los