28. Colisión apasionada
—Yo no sé, Marlene. No lo sé…quiero decir —en medio de un arranque de duda Azucena comienza—. Quizás utilizáramos otro método. No quiero involucrarme más con él. Y si hago una cosa así tendré que verlo siempre.
—¿Es mejor para ti saber que le miente a todo el mundo actuando como si no lo supiera? ¿Cómo si no fuese él quien te dejó de ésta manera? Mírate —Marlene señala su cuerpo, todavía magullado y herido. Luego su cabeza—, estás perdiéndolo todo. Y ahora que estás a su lado será más fácil para él volver a hacer esto. Y estará seguro de que esta vez no falle.
Azucena no puede volver a su vida anterior. Los recuerdos no están para satisfacer la memoria que tenía antes de conocer a Rafael, antes del secuestro. Una cobardía, un temor es lo que siente, Azucena parpadea.
—Entonces él…
—Un corrupto —Marlene termina—. Podré enseñarte todo lo que hemos preparado para demostrar que es déspota y mentiroso. No te deje llevar por las apariencias. Y sobre todo, lo más importante, no creas lo que