Evelia Carpio se encuentra a punto de perder su libertad, después de haberse mantenido oculta de su familia durante años, finalmente la han encontrado, para obligarla a casarse con alguien a quien no quiere. ¿ Continuará firme en sus principios a pesar de los golpes que recibe ? Oliver Geacoman es un hombre con sus convicciones bien definidas, la empresa de su familia, es su prioridad, sin mas cosas que relaciones pasajeras y ocultas para que no interfieran con sus actividades diarias, ¿Qué hará al encontrarse con la condición presentada por su abuelo? Debe casarse con una de las hijas de Leonel Carpio, aunque no entiende cuál es la razón para ese compromiso. ¿Podrán ambos mantenerse cuerdos en un matrimonio que ninguno de los dos quería? ¿Surgirá el amor entre estos seres tan diferentes y parecidos al mismo tiempo?
Leer más«Necesito reorganizar mi vida esto no puede seguir así», iba pensando mientras me movía entre las calles de la ciudad, tengo tanto tiempo de no detenerme por cinco minutos a observar mi alrededor que este lugar me parece completamente desconocido.
Estoy frente al cristal de un exhibidor, me gusta un vestido pero algo más llama mi atención, la figura de un hombre alto, vestido de negro reflejado en el cristal, algo en su rostro me parece familiar aunque no logro descifrar qué es, tiene varias cuadras que lo he visto detrás de mí a cierta distancia, pero detrás de mí siempre.
Mi corazón comienza a acelerarse, imágenes de ese rostro en mis recuerdos se van dibujando con claridad, no quiero creer que me haya encontrado, no después de tanto esfuerzo por mantenerme oculta, él hombre encargado de hacer realidad las órdenes del creador de mis pesadillas me ha encontrado, para regresarme con él.
Comienzo a caminar de manera un poco más acelerada de lo normal, no quiero que se dé cuenta que lo he visto, necesito camuflarme entre la gente, necesito perderlo. No puedo perder ésta libertad por la que luché tanto tiempo.
La multitud que espera el cambio de luz en el semáforo me puede ayudar, me acerco y me pongo en medio de todas esas personas, las palmas de las manos han comenzado a sudarme, sé que estoy ansiosa y los recuerdos llenos de dolor y desesperación me bombardean, no quiero volver a ser ésa prisionera indefensa que suplica por un poco de comida o agua.
La luz cambia se pone en verde y yo comienzo a moverme entre todas las personas para ser de las primeras, «necesito perderlo, necesito perderlo» pienso desesperada aunque mi visión se vuelve un poco borrosa debo mantenerme firme y evitar llorar, no es momento para eso , al dar vuelta en la esquina siguiente, comienzo a correr, corro desesperadamente, «necesito perderlo», me repito, «necesito mantener mi libertad».
«Por favor», pienso, «Por favor que no me atrape», me mantengo corriendo y me encuentro con varios locales que están cerrados, ya está oscureciendo y hay poca gente en este lado de la ciudad.
«Me equivoqué», pienso asustada, aquí es difícil encontrar un lugar en el cual esconderme.
Doy vuelta a la izquierda esperando mirar una tienda abierta, un lugar en el cual protegerme y que ese hombre solamente se vaya y me deje tranquila.
—No puede haberme encontrado —grito desesperada —no puede, mi cuerpo se pone en alerta, la sensación de ser golpeada en cualquier instante provoca picazón en mi piel anticipándolo.
Siento como mi pecho comienza a sentir afiladas navajas atascarse en él, duele demasiado, disimuladamente volteo hacia el reflejo de uno de los cristales, él viene detrás de mí, no lo disimula viene corriendo y me está agarrando ventaja.
Otra vuelta en otra esquina y en ese momento choco con un hombre alto y fuerte, lo cual provoca que caiga impactándome en la banqueta.
— ¡Ouch!— grito, el impacto en el piso me recibe con un dolor punzante en mi cadera, pero debo mantener el ritmo, para seguir, para levantarme y seguir corriendo.
Veo un callejón al fondo uno que alcanzo a reconocer, ese sí lo conozco, necesito llegar a él.
Las personas se me quedan viendo pero yo sé que no me ayudarán, nunca lo hacen, siempre miran desde su privilegio a los más desfavorecidos, pero no hacen nada por intervenir, siempre cierran los ojos y voltean hacia otro lado, siempre otra cosa es más importante que yo.
Comienzo a sentir el sabor de la victoria, sé que si llego ahí voy a poder escapar pero unos pasos antes siento un impacto en la espalda lo que provoca que pierda el equilibrio y caiga hacia el suelo.
Al voltear me doy cuenta que ese hombre me ha alcanzado, sin esperarlo recibo un golpe en la nuca de alguien más detrás de mí, provocándome un dolor punzante el cual se distribuye por todo mi cuerpo, mientras voy perdiendo la conciencia me doy cuenta que he perdido de nuevo, sin importar cuánto luche estoy entre sus garras.
****
Siento un dolor fuerte en la cabeza, me tallo los ojos para poder despertarme bien.
—¿Qué me pasó? —Susurro.
Cuando repentinamente todos los recuerdos llegan a mí, estar caminando en el centro, ver un vestido, un hombre vestido de negro y después ser capturada.
Abro los ojos desesperada y enfrento la realidad, este es el lugar que desee de todo corazón jamás volver a ver.
—¡Aquí estoy de nuevo! ¿Por qué?— grito desesperada— ¿Qué quieres de mí?
Veo como la puerta se abre rápidamente dejando entrar a esta habitación que por muchos años fue mía al demonio creador de mi infierno personal.
— Eve bienvenida a tu casa querida hija.
El hombre de edad avanzada que acaba de entrar por la puerta tiene una mirada fría y penetrante que a pesar que he crecido y de ya tener veintiocho años siento cómo se me eriza la piel al verlo, el miedo es instintivo.
— ¿Para qué me trajiste? ¿Para qué me buscaste? Solo déjame ir por favor — le pido intentando encontrar un poco de misericordia en su dañado o tal vez inexistente corazón.
Él comienza a negar sonriendo — Querida hija es increíble que a pesar de tener diez años sin ver a tu padre, no le des un beso y un abrazo, yo que moví cielo, mar y tierra para que mi malagradecida hija volviera a su hogar— reclama Leonel Carpio, uno de los hombres con más poder en el área de maderera.
Leonel comenzó a acercarse amenazadoramente, yo instintivamente me alejé hasta que la pared chocó con mi espalda.
— No quiero estar aquí, por favor, déjame ir…— repetí, me resistía fervientemente a llamarlo padre, él no tenía derecho a ser llamado así nunca.
Era un hombre cruel que siempre cedía ante la furia y frustración de la misma manera, lanzando golpes a diestra y siniestra contra quién se pusiera enfrente.
— No, espero hayas disfrutado estos diez años en los que estuviste fingiendo ser ¿cuál era el nombre?— Leonel fingió que pensaba, porque sabía perfectamente cuál era el nombre que su hija había adoptado para mantenerse oculta— ¡ah sí! Evelyn Prados, muy bonito nombre seguro si volvieras a nacer ese podría haberte puesto, pero bueno dejemos esas ideas atrás, el tuyo Evelia me agrada más.
— ¿Cómo me encontraste?— pregunto desesperada, creí haber hecho las cosas bien, creí haberme podido mantener oculta.
—Eres una muchachita estúpid* ignorante y realmente ingenua si crees que todos estos años no supe de ti, de mesera —dijo con desprecio— una despreciable mesera, insignificante en este mundo ¿prefieres ser eso que una mujer con poder? —preguntó Leonel que no entendía cómo una de sus hijas prefería la mediocridad ante la grandeza.
—Ser mesera no es despreciable —trago saliva no quiero pronunciar la palabra padre— soy feliz, solo déjame ir.
— No, ¡el tiempo se te terminó! —Gritó Leonel furioso contra mí — suficiente de jueguitos ha llegado el momento de que te cases Oliver Geacoman, ha cumplido treinta y cinco años y es momento de que elija esposa.
— Tienes a Adriana —digo desesperada, si las cosas no habían cambiado ella estaba encantada con ese chico y le pedía a este hombre que la comprometiera a ella— ella con todo el placer del mundo se casaría con ese hombre, pero por favor, solo déjame ir— en este momento no me importa suplicar me hinco en la cama rogándole, a ese hombre que se dice ser mi padre que me deje tranquila que se olvide de mi existencia para poder ser libre.
— Querida Evelia —dice con sarcasmo — no depende de ti, en unos días más, será momento de presentarte ante él, y él elegirá quién de ustedes dos será su esposa, espero te sepas comportar —me amenaza o ya sabes las consecuencias.
La rabia me inunda recuerdo cada uno de los golpes que recibí hasta los dieciocho años cuando finalmente uno de mis intentos por huir de esta cárcel por fin dio resultado.
— No pienso caer en tu juego entiendes maldit0 monstruo— le grito altiva.
— Tan estúpida y rezongona, como siempre, creí que la edad te había hecho más inteligente pero solamente me prueba que eres un desperdicio de energía.
Él toma una vara delgada de madera que siempre trae ajustada a su cinturón y supe perfectamente lo que iba a suceder.
Instantes después mi cuerpo sintió el primer latigazo, ante el dolor serpenteante, mordí mi labio para no darle el gusto de que me escuchara gritar.
Segundo latigazo esta vez dio en un muslo, yo ya sabía cómo protegerme en estos casos me hice un ovillo abrazando mis piernas protegiendo mi cara, protegiendo mis órganos internos y pidiendo en silencio que no fueran tantos latigazos como los que recordaba.
En el quinto golpe ese hombre se detuvo solo para decir entre susurros:
—Bienvenida a casa Evelia Carpio.
Sin decir más se dio media vuelta y cerró la puerta de mi celda.
Meses después— ¡Líam tu puedes pequeño!— Gritaba Rodrigo sentado en el suelo lleno de alegría.El pequeño de la casa finalmente estaba listo para dar sus primeros pasos.Y el receptor de ese esfuerzo sería su bisabuelo.— ¡Vamos muéstrales a estos incrédulos de lo que eres capaz!— Gritaba continuamente el hombre, al mismo tiempo que se esforzaba por mantener el total de la atención del niño en el con movimientos exagerados de sus brazos.— Tranquilo abuelo que se te van a dislocar los brazos, ya no estás tan joven para eso, ya no hay refacciones— Oliver últimamente había tenido la costumbre de hacer enojar a su abuelo, con la intención de divertirse a su costa.— Viejo tú, que no puedes ni agacharte sin andarte quejando, yo ando en mi segunda primavera en la vida.Todos los presentes comenzamos a reírnos de las ocurrencias cada vez más creativas de él para regresarle las pullas a mi esposo.En ese momento tan feliz siento que me toman por la cintura, provocando un escalofrío al mome
OliverTodo el día lo he pasado en una casa de seguridad, envuelto en mentiras y reclamos, pero no estoy dispuesto a dejarla salirse con la suya.En frente de mi tengo un cristal con una sola vista en la que puedo observar a una mujer del otro lado en una silla sin ser visto, negándose a responder las preguntas que se le hacen de manera repetida, poniendo como condición que sea yo quien la interrogue.Ella dirige la mirada hacia el cristal, y sonríe sabe que estoy aquí.— No tiene caso que siga negándome a verla— Le digo al agente Solórzano, — Es suficiente, no quiero perder más tiempo aquí, solo iré y la confrontaré de manera directa.Solórzano comprende a lo que me refiero, el también detesta a esta mujer pero no puede hacer nada con los protocolos de seguridad, no si quiere que el proceso dé el resultado que todos queremos, que es tenerla entre rejas y no en un hospital psiquiátrico o en libertad condicional, como está peleando su abogado.Respiro resignado a enfrentarla de nuevo y
EveliaDespués de saber que la pequeña niña de mi hermana no es hija de mi esposo, lamento hasta cierto punto reconocer que me puso feliz.Sé que podría estar al pie del cañón con la crianza y cuidados de la pequeña en caso de ser hija de mi esposo, porque eso querría decir que sería hermana de mi hijo.Pero tampoco se puede tapar el sol con un dedo y el hecho de tener la hija de mi hermana aquí, sólo sería una constante imagen de lo que según ella le arrebaté, su felicidad, su lugar… su familia.Poco a poco me estoy acostumbrando a esta nueva dinámica de tranquilidad, y felicidad en la que he estado envuelta, hasta que escucho que tocan a mi puerta.— Adelante.— Momentos después entra Fiona con cara de dificultad, y con las manos en la espalda.Me pongo alerta.— ¿Que sucede Fiona?— Estoy empezando a ponerme nerviosa.— Te llegó algo… una carta— Continua acercándose a paso lento y constante— Pero no se si será buena idea entregártela, pero…— Pero ¿que?— Mi deber es protegerte pero
OliverEl momento de la verdad ha llegado y a pesar de la insistencia de Evelia por acompañarme, me mantuve firme en decirle que no.Es difícil saber que ella está preocupada sin poder hacer nada en la Villa, mientras yo estoy en el hospital en compañía de sus padres.— Bueno — comienza el doctor con el sobre en la mano, se encuentra sentado frente a nosotros en pose de alerta, ya que ha mencionado que ni el mismo sabe el resultado por cuestiones de confidencialidad.— Aquí está el resultado y lo entregaré al solicitante en presencia de familiares directos del menor.El doctor procede a darme el sobre y un momento antes de abrirlo soy interrumpido por Cecilia quien comienza a hablar con el tono de voz más triste que he escuchado en mucho tiempo.— Espero que este papel te haga feliz Oliver— Me mira solo un segundo para después tomar la mano de su esposo y continuar— La palabra de mi hija, la ilusión y todo su amor están sobajados a lo que un papel diga.Comienza a sollozar. Y yo me abst
EveliaEl momento al que nadie podemos evadir es el de nuestro funeral, en este día lluvioso y helado, me encuentro en un panteón a las afueras de la ciudad, vestida completamente de negro, porque a pesar de haber sido lastimada por mi hermana, en ningún momento le desee el mal.Al otro lado de la caja se encuentran mis padres, Leonel está sosteniendo a mi madre que se encuentra rota ante tanto dolor, y lo comprendo al menos creo hacerlo, solo de pensar que cualquier cosa le suceda a mi amado Líam coloca una losa de cemento en mi corazón y lo presiona sin contemplaciones.El padre continua con su oración para un momento después dar por terminado el servicio, solo somos cuatro personas las presentes para despedir a mi hermana, mis padres, Fiona y yo, Oliver se negó a dejarme venir sola.Despedirme de mi hermana era algo que sentía la obligación de hacer. La caja baja de manera espeluznante a su última morada y después comienzan a cubrirla con tierra, cada montón de tierra es un grito de
OliverLa rabia me inunda, no comprendo la actitud que ha tomado Cecilia ante esto, sé que debe estar llena de dolor ante la muerte de su amada hija, pero Evelia no es responsable de nada.No puedo evitar pensar, a pesar de sentirme horrible por esto, que es una especie de karma ya que tiempo atrás en el momento más vulnerable de mi esposa, ella había tenido el descaro de burlarse de ella incluso de querer usurpar su lugar a mi lado.Lo poético de todo es que no hemos tenido que hacer absolutamente nada para compensar y todo el dolor que ella provocó en nuestras vidas, sino que el mismo destino hacía de las suyas para poner todo en su lugar.La voz tierna y consternada de mi mujer me llama.— Cariño— Pregunta con un tono de voz apenas audible — ¿Y el bebé? ¿Qué pasará con él?Sus ojos se encuentran llenos de dolor, preguntas e inseguridad, me aseguro de abrazarla hasta que escucho que se suelta llorando para dejar ir todo lo que tiene dentro. Después de un tiempo incalculable en el q
Último capítulo