XXIII. HECHA AÑICOS, DE NUEVO

El camino se volvió silencio, miradas cruzadas, sonrisas compartidas y más silencio. No podían culparnos por eso, él tenía cosas por recordar de esas calles que de nuevo recorría y yo, yo estaba demasiado temerosa como para decir palabra alguna.

—¿Te ocurre algo? —preguntó Leo, rompiendo el silencio—, estás muy calladita —dijo en tono burlón y le regalé una sonrisa un tanto forzada.

—Nada —aseguré—, solo no quiero arruinar esto, quiero grabarlo en mi corazón como una bella imagen que perdure en mi alma.

Leo me miró con ternura.

—Amo cuando estas de poetiza —dijo y besó mi frente, me abrazó fuerte y seguimos caminando en un silencio reconfortante para él y apabullante para mí.

No podía dejar de imaginar que, en cualquier calle, Mateo aparecería frente a m&iac

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo