Cuando el CEO Leandro Montavani se ve forzado a casarse con la hermana de su exprometida, decide ayudar a una desconocida, Milenka Wagner, que viene de una familia conservadora y se encuentra en aprietos. Milenka quedó embarazada de su exnovio, quién la dejó a su suerte, al enterarse de su embarazo múltiple. Entonces una relación contractual, empezará entre Montavani, fingiendo ser no solo el hombre al que ama Milenka, sino también el padre de los bebés. ¿Qué sucederá cuando se descubra la verdad? ¿Podrá la desquiciada hermana de su ex dejarlos en paz? Nota: Después de los EXTRAS podrás encontrar la novela INDEPENDIENTE: El Chico Delle Fragilità (Romance, Juvenil) Nota 2: Comentar afuera, en la portada del libro, es importante para que la obra sea más reconocida. Dejar comentarios dentro del libro, entre los capítulos, es genial. Sin embargo, las reseñas, ya como señalé, será de peso para el crecimiento de la historia. Por favor, comenta afuera en la portada.
Leer másCon ojo agudo, la madre de Leandro verificó todos los arreglos; una enorme sonrisa se adueñó de sus labios al ver que los preparativos eran perfectos, que la boda de ensueño que enlazaba a las dos familias poderosas, sería un hecho.
¡Su apuesto hijo, al fin se casaría!Mila y Leandro eran la pareja perfecta.Ellos tranquilamente podrían estar juntos, amarse a la vez. No solo era una unión marital por intereses.Paulette, la madre de la novia, hizo acto de presencia, un poco confusa. La mujer ataviada en un elegante vestido, llena de excesivos remilgos.—¿Has visto a Remi? Estaba hace un momento hablando por el móvil, lo he perdido de vista —chasqueó la lengua, se refería a su marido.—No, quizá está afuera. ¿Ya han terminado con Mila?—Sí, está tan hermosa. Hemos estado esperando este momento desde hace mucho...Ambas compartían la misma alegría.—Leandro y ella son el uno para el otro —aseguró.Después de eso, Mariola, se retiró. Y la mujer se rindió, retornaría con su hija.(...)Paulette tocó la puerta de madera de cerezo, ansiosa porque su hija le echara un vistazo a las flores.—Cariño, ¿puedo pasar? —cuestionó sosteniendo el bouquet que recibió hace unos segundos —. Tienes que ver el ramo.Al no recibir respuesta, giró el pomo y se adentró. Sus ojos se abrieron de par en par, el corazón amenazó con salir de su pecho y le faltaba el aire.Mila estaba desplomada en el suelo.Una escena que empañó su mundo. Un día esperado y especial que se transformó en una pesadilla, negra y dolorosa.La nebulosa descendiente no se hizo esperar clavando en su torso la desagradable sensación de asfixia.La opresión en su pecho se intensificó. Se sostuvo del borde de la mesa de cristal, lo que pudo.Con la escasa fuerza tenía, llena de urgencia, se aproximó buscando a tientas signos vitales.Nada.Paulette estaba en shock.Y Mila exanime.No había nada qué hacer.Los lamentos de la mujer, gritos y alaridos continuos, alarmaron a quienes estaban afuera.—¡Mila! No me dejes, m*****a sea. ¿Qué demonios ha pasado? —rugió, reclamos cargados de frustración por lo acontecido —. ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué lo hiciste!?Y es que, pese a no haber un indicio visible de que ella misma se hizo daño, de todas maneras asumió Paulette que se trataba de un suicidó.Después de todo, no era ajena a la depresión recurrente de la fallecida, problema que creyó estaría bajo control.Irrumpió Remi, sin dar crédito a la escena.—¡Hija! ¡¿Qué le ocurrió a Mila?!Posterior al suceso fatídico, el revuelo inició. Cada uno de los invitados estaban atónitos. Sin poder creer que la novia estaba muerta. ¡Falleciendo el día de su boda, con su precioso vestido blanco y los accesorios más lujosos en su cuerpo!El fatídico suceso golpeó a Leandro, el italiano se encerró en su piso, aislado por completo del exterior, mientras que la prensa hacía de las suyas.Los medios de comunicación rodeaban el edificio donde residía, a la espera de conseguir de su parte declaraciones.Era terrible.También se escribieron numerosos artículos..."Mila Strousman, muere el día de su boda""La boda del año opacada por una tragedia"Y así, cuantiosas planas respecto al tema.Solo cinco días sin ella, y parecía una eternidad, donde el sosiego lo abandonó y el tormento llegó con la intención que quedarse un rato largo.Su vida era una completa monotonía.Se puso en pies y alcanzó el marco.Mila y su linda sonrisa, los dos salían abrazados, rodeados por el sol cálido y el mar de fondo. Entonces se iluminó la pantalla de su móvil, dibujando aquel nombre: Erika.De pronto lo atravesó un escalofríos.Ahora, ¿qué quería esa mujer?(...)Dos meses después...Una joven se enteró de la mala noticia. Cubrió sus labios al ver el resultado, el décimo test también arrojaba positivo.Maldijo.Ya tenía cero dudas.Aún encerrada en el baño, seguía temblando. A sus veintitrés años no esperó algo así.Estaba en un tremendo embrollo, sus padres la matarían. Eran tan estrictos, chapados a la antigua, aún así, no tendría ni un poco de razón.Su futuro se veía amenazado por una vida en su interior.—Un bebé... —susurró mordiendo su labio inferior —. No es cierto.Se negaba a creer que estaba embarazada, que tendría un hijo siendo solo una universitaria.Aún tenía la carrera a medias y tantos planes, ahora enterrados.¡Todavía vivía con sus padres conservadores!La situación era terrible.En un momento así debía guardar la calma. Llamó a Alexandre, pero no le contestó. Ya que tenía clases en la tarde, tomó un taxi rumbo al apartamento de su novio.Todo el trayecto estuvo nerviosa, al fin se encontró frente a la entrada. Respiró hondo, lo peor que podía pasar es que le diera la espalda; quería imaginarse un mejor escenario, uno justo.¿Responsabilidad compartida? ¡Sí, justo eso!Sigilosa avanzó por el pasillo.—¿Alex? Alex... ¿estás aquí? —llamó sin obtener respuesta.Atravesó el corto trecho que la condujo a la habitación y terminó viendo a esos dos en la cama. La morena que alguna vez vio en el campus de la universidad, estaba allí, enredada con su novio.A Milenka se le desencajó la mandíbula, perpleja con la escena.El hombre hizo contacto con ella y se soltó de las sábanas, caminando desnudo a su dirección, mientras que la morena seguía en la cama, sin una pizca de vergüenza.Incluso se miraba descarada y burlona.—Milenka, ¿no te han enseñado a tocar?—¿Qué? —le dio una fuerte bofetada —. ¿Es lo que debes decirme luego de pillarte siendo infiel?La voz le falló, casi no podía respirar.Él se masajeó la nuca, con desparpajo.—¿Esperas que te lo niegue? Vale, debí ser más precavido, no creí que vendrías a esta hora —bufó.Rabiosa y con los ojos cristalizados se volvió histérica.—¡Deja de ser tan desvergonzado! Maldición, sigues actuando como si no has hecho nada malo. ¿Sabes qué? Terminamos.Alexandre que igual pensó ponerle el punto y final a esa relación, no dijo nada más.—¡Tú tienes la culpa, desde ese día no dejaste que nunca más te pusiera un dedo encima! —exclamó y la chica que ya salía, lo maldijo en voz alta —. ¡Terminemos! No seguiré con una mogijata como tú.Se detuvo entre sollozos.Así que la engaño porque ella se negaba a saciar sus necesidades carnales, por eso buscó a otra y le puso los cuernos.¡Era un cretino!¡Vaya forma de excusarse!No seguiría con un patán así, no valía la pena. Cayó en cuenta de que tenía en su bolsa el test, supo que estaba más liada al estar embarazada de su infiel novio.Ahora su exnovio cretino.Se puso llorar, sin saber qué haría con su vida y cómo demonios podría decirle a sus padres que esperaba un bebé.(...)—¿Un matrimonio arreglado?—No sé qué te sorprende, hijo, esto ya lo has vivido y estuviste de acuerdo.Leandro se levantó con brusquedad, mirando a sus padres, atónito.Ninguno de ellos tenía corazón.—Y saben por qué acepté con facilidad. Amaba a Mila, la sigo queriendo y estoy todos los días intentando seguir sin ella —tragó duro —. No me impongan un matrimonio, no me casaré.—¿Por qué no te casarías conmigo? —cuestionó haciendo acto de presencia Erika, la entrada de una fémina que tenía el semblante duro, pese a perder a su hermana hace poco —. Estoy segura de que es lo que mi hermana querría.Leandro la miró, perplejo, afectado por lo que decía.Sus padres le siguieron, dejándolo aún más estupefacto.Un matrimonio arreglado con la hermana de su exprometida; tan solo ocho semanas atrás murió y ya aparecía un "reemplazo".Dos años después...El invierno se adueña de todo, es una estación fría, pero aquí dentro en el piso sigue habiendo calidez, por eso no es un problema andar solo con la camisa de Nic; siento que me estoy volviendo adicta a todo lo que tenga su olor, supongo que eso me hace estar muy cerca de él siempre. Y es una sensación maravillosa. Me alejo un poco, consigo el ángulo idóneo para admirar lo que hice. ¡Dios! El resultado me sorprende. He trabajado arduamente para terminar la pintura; Ruby va a alucinar cuando lo vea, no me aguanto y le escribo un mensaje adjunto a la foto de mi cuadro.Ahora que ha regresado a la ciudad, ella y su pequeña de casi dos años, sí, al final tuvo una niña, suele estar más ocupada con el trabajo. La relación con sus padres ha mejorado bastante, desde el nacimiento de Paris ha sido así. Mientras que Michael ha brillado por su ausencia desde entonces; Ruby es fuerte, ha logrado olvidar a ese tipo que solo daño le causó. Lo limpio todo, y guardo mis cosas. E
Ottobrate...Días después...—Eso que señalas y que muchos comen es Trapizzino. —¿Trapizzino? —cuestiono sin saber de qué habla. —Es una fusión entre pizza y sandwich. Pero es comida callejera, no comeremos eso. —¡Claro que sí! —exclamo animada —. No seas tan exquisito, esto merece la pena, quiero probarlo. —No, Clara. Quiero que vayamos a comer en un restaurante. Bufo. —Me apetece Trapi... —se me ha olvidado el nombre, él sonríe —. Eso, se ve delicioso. Muero de hambre, anímate. —Si me pones esa carita y esos ojos tan hermosos de cachorrito, entonces me vas a convencer. Hago un puchero. —¿Ya te he convencido? —Sí, Clara —suspira y pone los ojos en blanco —. Me has convencido. Mi chico le habla al señor, ni puedo dejar de verlo, ¿cómo es que resulte tan atractivo hablando en italiano? Su voz gruesa y profunda, el acento perfecto, fluido y musical, es una canción para mis oídos. Se acerca a mí con la comida. Veo que ha escogido diferentes. —Toma, sé que te gustará el trapi
—¿Has llamado a mi padre? —quiero saber mientras giro el brazalete sobre mi muñeca, el regalo de Regina, él asiente —. Mamá y papá... —Ellos deben portarse como adultos, sabrán estar en el mismo lugar sin problemas. —Es lo obvio, pero conozco a mamá —bufo. —Todo estará bien —besa mi frente —. Iré a servir la cena, ¿quieres venir? —Por supuesto, te ayudaré. Regina se ofrece en poner la mesa, aunque insisto en que se quede en su lugar, se levanta y lo hace. Mamá sigue en la habitación que ocupará, despreocupada. Nada raro en ella. De pronto suena el timbre. Es mi padre, lo sé muy bien. —Abriré la puerta —aviso en cuestión. Me asomo por la mirilla. En efecto, es papá. Abro y me abalanzo a sus brazos. —Clarita, me alegra verte, ¿he llegado tarde?—No, justo a tiempo —me hago a un lado. Por fin papá conoce a Regina. Los presento a ambos quienes comparten unas palabras de forma afable. Los dejo interactuar y regreso a la cocina, Niccolò ya ha terminado de servir. Spaghetti a la Car
Junio avanza y yo camino de un lado al otro, sostengo el teléfono, por si acaso Niccolò me llame. Se ha ido al aeropuerto a buscar a su madre y a la mía. Yo decidí esperar aquí en el piso. ¿Qué si estoy tranquila? ¡No! No podría estarlo, siento a cada rato el retorno de un retortijón y nervios a flor de piel, el complot que me domina, no puedo contra eso. Solo encapsular un poco, no desaparecerá. Me sobresalto con la vídeollamada entrante de Ruby. No tardo en contestar. Estos últimos días hemos hablado más seguido. —¡Hola! —agito la mano. Hace lo mismo. —No te ves bien, ¿qué pasa? Ah, ya lo recuerdo, la visita de tu suegra y de tu querida madre. —En un rato llegan. ¿Cómo va todo? No me digas que bien, anteayer te vi muy mal. Pero no me quisiste contar. —Son cosas mías. No olvides que estoy embarazada, es todo. Y te extraño a ti, a mis padres. Todo eso y las hormonas me tienen así, aquí estoy bien, estable. No me falta nada. —¿Has salido a pasear? —He recorrido toda París en
Encuentros Incómodos ...La frialdad que habita este instante me congela la sangre, me suspende, no sé qué palabra surgirá de la boca de Niccolò, ni lo siguiente que emitirá Rossi. Mi corazón se detiene en este momento. —¿Cómo estás Niccolò? —Estaba bien hace unos minutos, ¿es tu galería? —lanza, serio. —Yo no lo sabía, Nic —susurro. Guido asiente sin dejar de verlo. —No puedo seguir en este lugar, lo siento mucho Clara —se dirige a mí, antes de marcharse.Me quedo petrificada, viendo a Guido y luego giro la cabeza con dirección a Niccolò. En verdad se va, no puedo quedarme. —Yo lo siento mucho, señor Rossi —admito, antes de que pueda retirarme, el señor Rossi me detiene. —¿Por qué seguirlo? Si te vas, perderás la oportunidad de cumplir tus sueños, quédate, lo que pasó con Niccolò no debe afectarte —intenta hacerme reflexionar. —Nic es importante en mi vida, incluso más que esto, lo quiero y eso es más valioso que cualquier otra cosa.Me suelto de él, entonces sigo a Niccolò.
Toc toc. —¿Nic? —¿Esperas a alguien más? Sonrío. —No, pasa. Me encuentra al filo de la cama, aún con la toalla alrededor de mi cuerpo y otra en mi cabeza como un turbante. —¿Todo en orden? Tu cara me dice que no, ¿qué te preocupa? —La galería es el domingo, en la noche, puedo ir con alguien y debo estar elegante, ya sabes. Se lleva un dedo a la barbilla, pensativo. —Déjame adivinar, estás inquieta por la ropa, ¿es eso? No tiene que ser un problema, podemos ir de compras, es la solución obvia. —No, no tengo con que pagar, y no quiero que corras otra vez con los gastos —me apresuro en decir. —¿Y si lo tomas como un regalo de mi parte? Después de todo te lo mereces, eso y más —trata de convencerme. Suspiro y lo veo elevando una ceja. —No, sabemos que no es así. Solo intentas hacerme ceder —suelto. —¿Y que importa? Eres mi novia, ¿no? —Nunca me habías dicho así, Nic —susurro raptada por esos ojos tan lindos que tiene, sacudo la cabeza —. Sin embargo no significa que debas p
Último capítulo