Una última vez puede cambiarlo todo, una vida, un destino. La última vez que Enith vio a Adley, él le dejo un bello recuerdo de ese no tan inocente amor. La última vez que Enith vio a su querido Amirov, no pudo prever todo lo que eso le traería a su vida. Y como si lo anterior no fuera suficiente, la enfermedad de su pequeña vendrá a poner su mundo de cabeza. ¿Cómo haces para sobrevivir al pasado del que tanto tiempo te escondiste? Enith jamás creyó que eso le pasaría, y menos en un momento dónde no era capaz de soportarlo. Pero era fuerte, y necesitaba solucionar esto como todo. Sólo que Adley no quería dejarlo pasar, y como esa noche que estuvieron juntos, él le pidió intentarlo, una última vez, ¿pero acaso, esta sería la última vez?, ¿qué tanto puede sobrevivir el amor a la traición?
Leer másSi pudiera definir mi vida en una palabra, creo que usaría la palabra catastrófica, aunque quizás era un poco dramático, en un futuro lejano podría encontrar la palabra adecuada para mi caso. Bueno, volviendo a lo que quería decir en un inicio, porque a veces suelo olvidar lo que estoy diciendo; es que mi vida siempre distó de ser perfecta, no era miserable pero si triste. Jamás pude ser la hija amada de mis padres, jamás pude ser la primera de nadie, no importaba cuánto me esforzara, cuan perfecta intentara ser, nada de eso era suficiente, y creo que todo fue peor una vez que ella llegó, mi pequeña y malévola hermana pequeña, aunque en realidad éramos medias hermanas, producto de una infidelidad de mi padre a mi madre, una que ella había perdonado quien sabe por qué, sólo sabía que tras su llegada, todo se había tornado peor, algo que no creí posible.
Para empezar, vino a quitarme la poquitísima atención que me daban mis padres, era asombroso como mi madre la prefería por sobre mí, tal parecía que yo era la hija de la fallecida amante de mi padre.Todo esto me llevó a odiarla, no al principio claro, porque pobre de esa niña sin madre, no sé cuantas veces me pisoteo debido a esto, a la lástima, y porque no, cariño y emoción que me daba tener una hermana.En fin, poco a poco entendí que no tenía cabida en aquella familia, mientras que ella siempre tenía la mejor ropa, los mejores zapatos, la mejor educación, yo debía conformarme con ropa de segunda mano, los mismos zapatos por años y escuelas públicas, aunque si lo analizó ahora, creo que me hicieron un favor, me hicieron hábil, responsable y visionaria para hacer negocios, algo que me ayudaría en un futuro.Y todo aquello me lleva a una pregunta: ¿cuánto es capaz un ser humano de amar a otro ser humano? A veces más de lo que el otro se merece, más no así cuando se trata de un hijo, porque entonces ese amor se vuelve infinito, es la mejor cita a ciegas de la vida.Pero no hablaré de ese amor, hablaré del otro, del de pareja, de ese que te hace tocar el cielo y el infierno, ese capaz de romperte y pegarte, el amor que encuentras en tu alma gemela.Creí encontrarlo a muy temprana edad, quizás ni siquiera sabía bien lo que era, pero sí sabía que él era la persona con la que quería estar el resto de mi vida, una lástima que él no pensara de la misma manera, la verdad no lo culpaba, llevábamos casi toda nuestra vida juntos, que él quisiera experimentar me parecía de lo más normal, quizás lo había hecho antes, no sabía ni me importaba, así de mucho lo amaba, no comprendía que eso no debía ser, que eso no era amor, me costó bastantes lágrimas comprender aquello, y la paciencia de un humano maravilloso que me hizo ser fuerte, independiente y sobre todo, a amarme a mí misma antes que alguien más.Pero no quiero que se le vayan a la yugular, éramos jóvenes e ingenuos, también inmaduros, si me preguntas ahora sobre cosas que hacía, te diré que jamás volvería hacerlas, porque no es algo que me guste o sea adecuado para la yo de ahora.Y eso estaba bien, seguro él sería otro, y me daba gusto que fuera feliz, aunque mentiría si dijera que al inicio eso quería.Aquel fin e inicio de todo, comenzó con la noticia más dolorosa de todas, él iba a casarse, no conmigo como habíamos planeado, sino con mi media hermana, una chica dos años menor que yo a la cual no soportaba, pero que mi madre adoraba ya que la creía más bella y mejor que yo, además de más hábil para engatusar hombres tontos y sobre todo, muy ricos; a los cuales enamorar y así tener la vida que siempre mereció, según palabras de mi madre, una vida que conmigo no lograría porque era bastante simplona, quizás si me hubiese ayudado se habría dado cuenta que podía atraer a un hombre rico, pero en fin.Podía recordar la primera vez que se vieron, fue durante mi fiesta de dieciocho años, Fiorella estudiaba en el extranjero ya que ella sería el futuro de esta familia, así que debía tener la mejor preparación; y casi no venía, pero esas fechas las tenía libres y había venido de visita, siempre que pienso en ese día me doy cuenta que no presté atención a las maquinaciones de mi ambiciosa madre y de mi frívola hermana.No sé si tenía miedo de decirme la verdad o si ella le pidió que no dijera nada, pero estuve así más de un año hasta que se armó de valor y me confesó que estaba enamorado de Fiorella y que nuestra relación terminaba ahí. Mi cara de sorpresa había sido épica, intenté por todos los medios que no me dejara, pero fue en vano.Esa noche fue el inicio al infierno que tuve que pasar por las mentiras de mi hermana y madre, ellas le llenaban la cabeza a mi ex de que estaba con él por el dinero, que no lo quería y que tenía varios amantes, lo irónico del asunto, es que todo eso lo hacía ella.Esos momentos tristes duraron poco, porque él volvió a buscarme, y yo toda inocente creí que se había dado cuenta cuanto me amaba y que no podía vivir sin mí, sin embargo, lo que me ofreció me dejo petrificada, él quería que fuera su amante, la amaba pero sentía algo por mí, y Fiorella no quería estar con él hasta después de casarse.Tonta y enamorada acepté aquello sin saber que ese sería un enorme error que me volvería la villana de la historia. Me volví la puta que intentaba quitarle el novio a su hermana, una mujer rencorosa que no entendía que ellos se amaban, y un sinfín de cosas que me hicieron la mujer más odiada de todo Sacramento.Pero todos aquellos eventos sólo sirvieron para poner en marcha el plan del destino, uno que me llevaría lejos de mi hogar, e incluso de mi país. Un destino que incluía un hombre mayor, una familia amorosa y un sinfín de eventos azarosos, amores extraños.Sin duda, el amor que nos teníamos, era tan especial, que sabía que sin importar qué, jamás volvería a tener un amor así, pero quizás me equivocaba y podría encontrarlo, aunque claro, ni en mis más locos sueños pude imaginar que algo así me pasaría.Al final, se había llevado a cabo una pequeña boda, nada más que la familia, Thesion había ido un año a la especialidad, Enith solía ir de vez en cuando o viceversa. Tras ese año, Thesion había vuelto al hospital como jefe del área de pediatría, y tras mucha dedicación, había conseguido lo que tanto quería, ser reconocido en el área, las personas solían llevar a sus hijos ahí desde muy lejos. - Adelante con lo de África –le sonríe su esposa, amaba esa palabra–, no es necesario que el hospital financie eso, lo haré yo –chilla cuando la abraza, llena su rostro de besos–, me gusta ayudar –susurra contra sus labios, tanto había ocurrido en un año, Eni estaba por cumplir dos años, Rach ya tenía once y Zack diez. - Es la mejor señora Solon –ambos sonríen cual idiotas, Enith se sentía flotar cuando la llamaban así. La relación con su nueva suegra iba mejorando de a poco, aunque estaba segura que se le pasaría al tener a su primer nieto. - Me gusta ser la mejor, señor Solon –le pega más a
Thesion: Había intentando por todos los medios ponerme en contacto con ella, no respondía mis llamadas, mensajes ni me recibía cuando iba, sabía que no sería sencillo, pero no habría creído que fuese así de difícil. - No deberías aferrarte a eso, ella ya tomó una decisión, deberías hacer lo mismo –Leian aprieta suave mi mano, la aparto molesto. - ¿De verdad? –digo con brusquedad–, no te correspondía decirle aquello y hacerlo ver como lo peor no ir, ¿crees que eso me hará quererte o que por arte de magia los planes que has hecho con mi madre se harán realidad? Pues no Leian, porque no te amo, no te veo de esa manera, y aunque ella no quisiera verme jamás, eso no va a cambiar que la amo, así que déjame en paz, por una vez haz algo bueno y deja de joderme –digo frío, me alejo de ella, estaba tan harto de escucharlas, porque mi madre era otra que no entendía lo mucho que me dolía esta situación. Mi único consuelo era que no me había devuelto el anillo, bien podría enviármelo con alguie
Enith: Habíamos hecho una comida para celebrar esta importante noticia, todos estaban felices e incluso, circulaba por la red la declaración, el anillo, que por cierto vi tras unos minutos que bajo la emoción inicial; era un anillo sencillo de oro blanco, en el centro tenía mi gema favorita, un zafiro azul en forma de lágrima rodada de pequeños diamantes, era muy parecido al anillo de la sultana Hürrem de la serie el Sultán, no era tan grande eso sí, era hermoso y lo amaba. - Es muy bonito, ¿yo algún día tendré uno también? –me mira atenta mi pequeña Rach. - Claro que sí mi amor, el más bello –beso su cabeza, ella asiente y va donde Thesion, la levanta. Ellos habían hablado, él le había dicho que no tenía problema en ser llamado amigo T, Thesion o cualquier nombre que le fuera cómodo, ella había preguntado si estaba bien llamarlo papá Thesion, incluso había hablado con Adley para preguntarle, pude ver la emoción en los ojos de Thesion, él le había dicho que sería un honor ser padre
Thesion: Enith solía llamarme o mandarme mensaje cada cierto tiempo, a veces una, dos o media hora, no me molestaba, entendía su sentir, se había quedado dormida después de llorar, Giulietta me había explicado lo que había pasado, el accidente había destrozado los nervios de Enith y no la culpaba, justo ahora me encontraba en Londres, había tenido que estar sedada al momento en que subí al avión, había insistido en quedarme justo por eso, pero ella me había tranquilizado diciendo que debería ir, insistió tanto que acabe accediendo. Durante esa semana William había estado al pendiente con el asunto de la maleta, las cámaras habían captado a un hombre con una gorra y cuello alto, no se le había logrado ver la cara, así que todo era un misterio, y si bien había estado molesto al inicio, ahora me sentía muy agradecido de aquello, había salvado mi vida y evitado que Enith se volviese loca. Mientras observaba una ponencia, me había dado cuenta de algo importante: la amaba y me amaba, así
Enith: Todo había estado en relativa calma tras la entrevista, o más bien dicho, el comunicado. El juicio iba viento en popa, tenía testigos y pruebas, así que pronto fue sentenciada a dos años en prisión, al periodista le quitaron su licencia para ejercer, además de meses en prisión y una multa de un millón, al fin sentía que podía respirar en paz. - Hola belleza –susurra Thesion mientras me abraza por la espalda–, debo contarte algo –le sonrío y me giro entre sus brazos, acaricio su mejilla. - Soy toda oídos –digo tras besarlo de manera casta. - Me invitaron a dar una conferencia en la universidad de Oxford en una semana, quieren que hable de mi investigación, ¿no es maravilloso? Es una de las cinco mejores universidades en Londres –sonrío como idiota cuando lo veo sonreír con esa emoción. - Eso es maravilloso, te lo has ganado a pulso mi vida –lo beso de nuevo–, así que eso merece una gran celebración –digo con una enorme sonrisa, besa mi cuello, me estremezco y jadeo bajo. -
Enith: - Señora Bianchi, un gusto que me permita estar aquí –comienza a decir Phillip, el periodista una vez que las cámaras se encienden–, le agradezco la oportunidad de escuchar lo que esta ocurriendo tras la exposición de dudosa procedencia de aquel material, soy todo oídos –me sonríe intentando calmarme, suspiro y asiento. - Gracias Phillip, la verdad no suelo hablar de mi vida privada, desde Ragusa me ha gustado mantener un perfil bajo, y mi difunto esposo siempre estuvo de acuerdo con ello, aquí no iba a ser la excepción, pero la verdad es que este tipo de situaciones se ha vuelto insostenible, quiero comunicarles que todo lo dicho en aquel vídeo no son más que calumnias orquestadas por mi media hermana, Fiorella Dunne –digo seria intentando tragarme la rabia–, le había pasado muchas cosas porque eran todos ataques a mí, pero cuando hablo de mis hijos, eso es imperdonable para cualquier madre o padre –él asiente de acuerdo–. Sé que esto es de dominio público, la relación que al
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