Capítulo 81
Luis arqueó las cejas mirando a Luciana.

—Parece que la señorita Gazitúa ha encontrado un hueso duro de roer. No cayó rendido ante tu belleza ni te pidió tus datos de contacto. Has fallado en tu misión, así que debes castigarte con una copa.

Luciana todavía se sentía molesta por lo ocurrido, pues era su primera derrota.

Pero pensando que José solo era un tipo insensible, hizo una mueca, tomó una copa y la vació de un trago.

—¿Beber? Por favor, tengo un bar. No le temo al alcohol.

Era la primera vez que Andrea experimentaba el encanto de un bar, y debía admitir que resultaba embriagador.

Con una copa en el estómago, Andrea ya se sentía un poco mareada. Esa ligera embriaguez realmente hacía que uno se volviera más atrevido.

Después de varias rondas, Luciana arrastró a todos a la pista de baile.

Cuando recién llegaron, Andrea no entendía cómo la gente podía bailar así entre desconocidos.

Ahora, tras varias copas, comprendía. Esto era exactamente la vida nocturna de la que Vicente hablaba.
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