―¡Claro que sí! Puede venir ahora, él está en su hora libre. ¿Quiere que vaya por usted?
Después de aquella terrible cena, Helena se dedicó a revisar la oficina de su padre en casa después del trabajo. Encontró bastante información, pero nada relevante.
Consultó a su madre sobre algún asunto que él le hubiera comentado, pero ella tampoco tuvo idea.
Sin alternativa, quiso escribirle a Russell, quería saber un poco más del caso, pues el policía tampoco quiso dar información.
Pero por alguna razón, orgullo, nunca le envió el mensaje.
―No, yo solo quería saber si él, si... ―Su mente quedó en blanco.
Helena había llamado al chico, Ulises, con la intención de sacar algo de información sobre Russell, ya que este desapareció por dos semanas.
―No se preocupe, señora, de inmediato estaremos ahí.
Falló en el intento.
Recibió el mensaje del chico; el auto estaba en la puerta. Bajó a la sala y vio a su madre vestida de luto. Sus dedos acariciaron un retrato familiar.
―Mamá, ya regreso, no tardaré.