Erika Stuardo 5 años
Mis padres están asustados, por alguna razón ocultan sus nombres. Creo que finalmente dejarémos de correr, aunque la casa donde vivimos ahora no me gusta y no tengo amigos, al menos, dejamos de vagar por los bosques.
-Erika, no te alejes mucho de mí, recuerda ocultar de dónde venimos-repetía mamá una vez más. Lo hacía cada vez que íbamos al asentamiento por víveres.
-no hablo con nadie madre, no tengo amigos y de seguro, a nadie le gusta hablar con alguien que viste como yo-respondí, pero al ver la expresión de mamá me arrepentí-lo lamento mamá, no quise decir eso.
-ya lo sé cielo, es solo que me preocupo por ti-decía mamá acariciando mi cabeza. Lamento no poder darte más-decía mamá justo cuando llegábamos al asentamiento-ahora veamos si nos alcanza para algún vestido lindo.
Erika Stuardo14.
Están pasando cosas extrañas en el asentamiento, hay desapariciones y nadie quiere hablar. También hay vampiros, creo que de dos tipos, no soy muy buena con mí olfato como papá, pero unos huelen bien, como algo acaramelado y otros huelen más feo, como a podrido.
-Erika, no te alejes mi amor-escuché decir a papá-iré al asentamiento por unas hierbas, quédate junto a mamá ¿de acuerdo?, ella no ha pasado una buena noche y está descansando ahora.
-si papi, seré la sanadora de mamá-respondí y le dí un beso en la mejilla, él era el mejor papá del mundo.
-ven cielo-escuche llamar a mamá desde la puerta y corrí hacia ella, hace unos días se puso muy enferma y escuche decir a papá que él la ayudaría, que resista.
-¿por qué si ya estas de pie, no vamos con él?, papá dijo que pasaste una noche mala-pregunté a mamá, mientras entraba a nuestra pequeña casa.
-porque es peligroso cielo, aún estoy un poco débil-respondía ella-por eso debes permanecer cerca nuestro en todo momento y si te decimos que corras, lo harás sin mirar atrás, no importa lo que escuches ¿estámos de acuerdo?
-pero mamá-dije confundida ¿cómo esperaba que los deje atrás?
-lo harás Erika, es importante que me prometas que correrás y jamás mirarás atrás-insistía mamá-te amamos mucho cielo, pero hay quienes, que nos harán mucho daño si saben de tí, ¿prométeme que correrás lo más lejos posible?.
-lo prometo-respondí con lágrimas en mis ojos y mamá me abrazo, pidiéndome perdón.
Erika Stuardo19, Asentamiento Tierras Malditas
Desde que papá se lastimo, defendiéndonos de un grupo de rouges que intento robarnos, no ha sido el mismo. Hasta el brillo en la mirada de mamá ha cambiado. Ahora ambos, están cada vez más paranoicos. Como la semana pasada, mientras ibamos por alimentos al asentamiento, por alguna extraña razón, mamá se altero al extremo que me ordeno no hablar, ni moverme. Entonces lo vi, mientras estaba contra la precaría pared del puesto del mercado.
-¿quien es?-pregunte a mamá, sintiendo como era atraída hacia el gran lobo, que estaba olfateando todo a su alrededor.
-un macho peligroso Erika, solo no te muevas-respondía mamá, colocando su manos sobre mi cabeza, cerrando sus ojos y cuando el macho paso cerca nuestro se detuvo frente a mamá, pero por alguna razon me ignoro, era como si fuese invisible para él.
Cuando el macho y quienes los acompañaban se marcharon, mamá cayo de rodillas al suelo. Poco despues regresamos a casa y allí se desplomo sobre su cama. Por más que trate de que me explique que habíapasado ella se nego. Solo me quedo una extraña sensación de que algo grande había pasado.
Tengo 19 años y hasta mi loba siente que algo malo está pasando, no puedo salir a correr, no me dejan ir al asentamiento y en ocasiones siento como si una parte perdida de mí me estuviera llamando, él recuerdo de aquel macho me persigue en sueños, cuando le mencione a mamá esto, ella rompió en llanto y me dijo que lo ignorara, que jamás me dé a conocer o viejos enemigos se enterarían de mi existencia. Nunca me dice más y eso me tiene confundida.
-Erika, despierta-decía mamá mientras me despertaba, estaba con una expresión de terror en su rostro.
-¿qué pasa?-pregunte sentándome en la cama, mientras mamá miraba por la ventana.
-hay que marcharse, tenemos que correr cielo, solo recuerda, corre sin mirar atrás-decía mamá jalándome hacia la puerta de la cocina.
-vaya, vaya, mira lo que encontramos en este basurero-decía un macho, con ropa táctica y que olía muy mal.
-no las toques aún, él las quiere intactas-escuche decir a otra voz, en nuestro comedor. Ruido de cosas romperse y puertas abriéndose, se escuchaban por toda nuestra casa.
-más tarde belleza-le dijo el hombre a mi mamá, quien trato de escapar y dándome la oportunidad de correr, pero antes de que me mueva, un fuerte brazo me atrapo y susurro en mi oído.
-corre cachorrita, así cuando te desangre, sabrás más dulce-el miedo me inundo. Ví como mamá era golpeada y sus ropas rasgadas, dejándola medio desnuda.
Fuimos arrastradas fuera de nuestra pequeña casa, solo para dar con el cuerpo de mi padre muerto. No sé quien grito primero, si mamá o yo. Solo sé que un golpe me aturdió y luego era arrojada en la parte trasera de una camioneta, donde iban otras hembras.
-bienvenidas a la nueva ciudad vampira, luego podremos tener un minuto de intimidad, pero primero se las clasificará-decía un macho, con una fea cicatriz en la frente.
-¿clasificadas para qué?-pregunta una hembra que tenía un ojo hinchado y el labio partido.
-para saber si serán, comida o putas-respondió el macho y mire a mi madre, que aún lloraba en silencio.
Nos habían arrojado a una gran celda, donde compartíamos un balde como baño y otro donde dejaron agua turbia, con una gran cantidad de hembras. Era el tercer día que estábamos aquí y por lo que habíamos escuchado, algunas de las hembras tenían cachorros que les fueron arrancados de los brazos y dejados en otra celda. Solo podíamos escuchar a lo lejos, sus gemidos y algunos gritos de vez en cuando, pero nada más. Lo que alteraba mucho más a sus madres.
-si no vienen a alimentarnos pronto, juro que tomaré esa agua-escuche decir a una de las hembras más jóvenes, que había llegado con nosotras desde el asentamiento de Tierras Malditas.
-eso es lo que quieren, según mis cálculos, deberían aparecer mañana con algo de alimento, pero solo luego de la selección-dijo otra de las hembras, que ya estaba cuando fuimos arrojadas aquí.
-¿qué selección?-pregunte y note como mamá se tensaba a mi lado.
-no separan y elijen a un grupo, que se las llevan y no vuelven a aparecer, luego de las que quedan, nos dividen en dos grupos y se llevan a uno-dijo una de las hembras jóvenes, sin dejar de mirar a mamá-esas son las no que regresan. Eres mestiza, supongo que ella es tu madre, ella será llevada en el primer grupo-dijo sin emoción-por ser humana.
-Erika, no importe lo que pase, recuerda que fuiste amada-susurraba mamá, ella al ser humana no podía enlazarse conmigo-hay algo que debí decirte hace mucho, pero por mi estúpida cobardía jamás fui capaz.
-no hables así mamá, saldremos de esta, ya lo veras-dije, viendo como mi madre lloraba.
-hija, Bob no era tu padre biológico, pero si fue tu verdadero padre, en los demás sentidos-decía mamá en un susurro, mientras un grupo de hembras lloraban y otra les estaba gritando para que se callen-escucha bien Erika, tu padre es un lobo, un beta, de una gran manada, él me violó y luego me hizo rechazarlo, pero no me rechazo, por lo que siempre he sentido cada vez que esta con otra, por eso mis malestares cielo. Tu padre, Bob, nos acogió y con el tiempo desarrolle sentimientos por él. El beta, si se entera de tu existencia intentará matarte o su compañera. Aléjate de las manadas cerca del rey lo más que puedas, él dijo que su manada estaba cerca de la manada real, cielo, su nombre es Genaro, no sé más, lo lamento hija. No te olvides de ese nombre y siempre trata de mantener tu olor oculto.
-¿cómo qué papá no es mi papá?-pregunte confundida.
-yo vivía en una aldea humana y fuimos atacados, mi familia desapareció en ese ataque y ahí fue, cuando grupos de lobos vinieron a nuestro rescate, solo que cuando me encontraron, uno de ellos, me marco como suya y me separo del grupo. Él me violo y cuando finalmente se canso, me dijo que repitiera las palabras de rechazo, pero se negó a decirlas, solo hizo que yo las pronuncie, por eso siempre lo he sentido, hasta ahora, siento que está con otra, pero ya estoy tan entumecida por los años de dolor, que no me lastima. Recuerda su nombre es Genaro y es un beta. Toda mi vida y la de tu padre fue protegerte, por eso nos hicimos rouges, por eso huímos. Así es más seguro, las manadas no lo son. Escuche que en el norte, hay aldeas bajo la protección del rey vampiro, si algún día puedes ir allí, vé, es lo más seguro para ti.
-iremos juntas mamá-decía llorando.
-no cielo, mi viaje está llegando a su fin, pero el tuyo aún no comienza. Saldrás de aquí Erika, no importa cómo, prométeme que saldrás de aquí-decía mamá llorando-hay otra cosa cielo, algo que nadie sabe y que debes jurar, no decir a nadie jamás, júralo.
-lo juro-decía viendo a nuestro alrededor.
-no te preocupes, nadie nos escuchara, el beta pensó que era una simple humana, solo que no soy nada de simple, por alguna razón puedo saber que pasará, puedo ocultarme a simple vista, ser invisible, puedo manipular mentes débiles, así fue como escape, cuando ese beta envió a otros machos para que acaben conmigo, les hice creer que estaba muerta, solo que cada vez que lo hago, termino muy cansada y débil. Ahora mismo, nadie nos escucha cielo, porque nos aislé y estoy segura de tú tienes esos mismos dones, no sé de donde provienen o porque los tengo, solo sé que cada vez que los uso me debilitan, por eso tú padre se negaba a que los usará para protegernos. Prométeme, que si esos dones u otros aparecen los ocultaras y solo los usarás para escapar, prométeme que correrás al norte y vivirás con los vampiros una vida normal, prométemelo Erika-rogaba mamá muy alterada.
-lo prometo mamá-le aseguraba.
Tal y como dijo la hembra, vinieron muchos vampiros que olían muy mal y empezaron a sacar a rastras a muchas hembras, entre las cuales, una fue mi madre, por más que luchamos y pataleamos solo logre que me golpearan, dejándome semi inconsciente. Lo último que ví, fue a mi madre siendo arrastrada, junto a otras, pero sus ojos nunca me abandonaron.
Cuando vinieron por segunda vez y nos volvieron a separar, me evitaron, por alguna razón el estar golpeada no les gusto. Fue cuando nos arrojaron pan, algo de carne de dudosa procedencia y agua, esta vez limpia. Como no me sentía fuerte, solo alcance a tomar agua, la carne no tocaría, aunque mis tripas sonaran en desacuerdo.
-toma, es pan, no te aconsejo la carne, es muy posible que sea una de las otras hembras, son unos hijos de puta enfermos y sádicos estos vampiros-decía una hembra a mi lado, dandome un poco de pan-soy Gema por cierto.
-gracias, soy Erika ¿sabes donde llevaron a mi madre?-pregunte comiendo el pan, pero me dolía la mandíbula por el golpe, por lo que solo me remití al agua y guarde el pan para después. Gema era joven y en su cuello había muchas mordidas, que se estaban sanando lento.
-lo lamento, no creo que la vuelvas a ver, a las humanas, les va mucho peor que a nosotras las mestizas. Los vampiros que entraron, los que huelen mal, son creados y nos tienen para los vampiros que son puros o nacidos vampiros. Seremos esclavas de sangre-dijo indicando su cuello-o madres para sus hijos. Las humanas no sirven como alimento, por lo que trataran de dejarlas preñadas, pero muchas veces no se controlan y las terminan matando, al parecer, no pueden controlar su sed de sangre con las humanas, pero si con mestizas o lobas-decía Gema y viendo mi expresión agrego-lo lamento.
-¿eso eres?-pregunte confundida-¿eso me espera?
-cada vez que me llevan, me huelen, como no he ovulado y sigo virgen, solo me están usando como alimento. Pero si huelen que estas ovulando o en celo, uno de los puros tratara de dejarte preñada, espero de corazón que no sea el caso, no todas logran salir vivas de eso-decía Gema-está vez no te llevaron por tu estado, pero dentro de unos días serás llevada, solo ruega para no ser elegida como madre de sus engendros.
-ella es muy joven, la usaran como esclava de sangre-decía otra de las hembras, sentándose junto a nosotras-soy Juana.
-Erika-dije solamente, había tanto que procesar, que no sabía por dónde empezar.