8. Invisible
Erika StuardoLos días eran largos y las estrellas continuaron burlándose y eso no fue lo único que sucedía. Cada noche el Amo, me hacía beber de él, su sangre sabía extraño y si bien cada vez que lo hacía, era un poco nada más, luego venía el malestar, las náuseas, el miedo y el asco, que me inundaban por todo mi cuerpo. Era como si él, en cada vez que me hacía beber, me hiciera recordar y sentir cada muerte que tuvo, ante toda su larga vida. Si bien él Amo no era cruel conmigo, podía sentir, que sí era un ser maligno, muy maligno y no había una gota de piedad en su cuerpo, cuándo se enfrentaba al enemigo o en sus decisiones. Aunque, podía ver que me miraba diferente, me trataba con más suavidad y hasta me traía pequeños regalos.-¿dime quién ha entrado en mi habitación, cuando ya no estoy?-preguntó el Amo, una tarde-las hembras que me traen alimento, un macho, no sé su nombre, pero ha venido en varias ocasiones buscándote, como no te encuentras se marcha sin dirigirme una palabra-r
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