LeonardLa celda de Megara está fría y sin luz. Solo una antorcha tiñe la piedra de naranja sucio.Está sentada contra la pared, las muñecas atadas con cadenas selladas por runas. No hay ni rastro de la mujer elegante y sofisticada que se paseaba por la manada diciendo a todos que era mi prometida, qué sería la próxima Luna.Esta mujer parece una vagabunda, sucia, con ropa rota, el cabello hecho un desastre y en sus ojos no hay ni rastro del brillo que solía haber.Esta es la verdadera ella.Aún así, cuando me ve entrar, sonríe.—Vaya. El Alfa ha despertado —musita con voz seca.—Y tú sigues respirando. Lamentablemente —respondo.La mueca que se forma en su rostro consigue que una media sonrisa se forme en mi rostro, por lo que queriendola hacer enojar aún más, simplemente agrego:—Pero tranquila, eso es algo que puedo solucionar sin problema.Ahora si puedo ver como su rostro palidece y el miedo brilla en sus ojos, aunque intenta recomponerse y disimularlo lo mejor posible.Pero yo s
EvelynEsperar que Leonard salga de hablar con Megara es una completa tortura, pero aunque él me preguntó si quería acompañarlo, sé muy bien que esto es algo que debía hacer él solo.Mi presencia solo habría hecho que ella se cerrara y hubiese bajado todas las probabilidades de que ella dijera algo, si es que va a hacerlo.Por eso ahora me estoy comiendo las uñas mientras espero. No sé cuánto tiempo ha pasado exactamente pero cuándo lo veo salir no consigo descifrar nada en su expresión más allá del hecho de que ve muy, pero muy tenso.Sin embargo, no alcanzo a decir una sola palabra porque él llega hasta mi con una velocidad impresionante y me envuelve entre sus brazos con tanta fuerza que no puedo hacer más que regresarle el abrazo.—¿Qué ha pasado?—pregunto luego de unos segundos y el simplemente niega con la cabeza antes de decir.—Aquí no.Lentamente me separo de él y busco sus ojos, entonces si consigo identificar algo en su mirada: preocupación.Sea lo que sea que esa loba le
EvelynLa conversación que tuve anoche con Leonard no sale de mi mente.Mi hijo… ese niño es mi hijo y puedo estarlo llevando dentro ahora mismo, pero eso no es todo, si las cosas son como creemos, entonces es a él a quién quieren, quieren quitarme a mi pequeño y usarlo quién sabe para que.Pero están locos si creen que voy a permitirlo, primero deberán matarme.Camino con paso firme por el pasillo de piedra, apenas ha salido el sol y la mayoría sigue durmiendo, pero no me importa, es así como necesito que sea, sin embargo por más decidida que estoy por dentro todo en mí tiembla. La hechicera blanca está al fondo, en su cuarto de sanación, murmurando palabras en una lengua antigua mientras cierra la herida de un guerrero con una mezcla de hierbas y energía lunar.Espero a que termine, pero no puedo evitar que mi respiración esté entrecortada. Cuando ella me ve, asiente con suavidad. Sabe que no vengo por algo pequeño.—Necesito hablar contigo —le digo.Sin hacer preguntas, me hace pa
LeonardLa noche aún huele a guerra.El aire en el bosque es denso, cargado de algo que no reconozco del todo. No es solo magia. Es más denso. Más químico. Más… antinatural.—Por aquí —dice Mikel, señalando unas ramas rotas y manchas oscuras sobre la tierra húmeda.Avanzo al frente del grupo. Alex, Sebastián, la hechicera blanca y tres de los guerreros más leales me siguen sin hacer preguntas. Saben que cuando salgo a cazar, no hablo. Saben que esta vez es personal.Porque si lo que Evelyn enfrentó fue un cazador… no era uno común.El rastro se vuelve más errático a medida que avanzamos. Zancadas más largas, gotas de sangre más espaciadas. El maldito trató de huir… pero va perdiendo fuerza.Y entonces lo vemos.Está a pocos metros, encorvado, con los brazos apoyados en el barro. Respira con dificultad. Su cuerpo se sacude con espasmos involuntarios, como si estuviera peleando consigo mismo.—No es humano —susurra la hechicera.Algo que ya sabíamos, pero esto es una confirmación.—Y tam
EvelynEl día del juicio ha llegado.Hoy todos aquellos que traicionaron a Leonard, que siguieron voluntariamente a Megara y al consejo, dando la espalda a su alfa, van a ser juzgados.Pese a que es algo que debe pasar, sé que Leonard no está feliz con lo que va a pasar, acaba de recuperar a su gente, a su hogar y lo último que quiere es empezar con problemas, pero también sé que siendo el líder, no puedo dejar pasar lo que sucedió.Debe dejar en claro quién es el alfa.Yo voy a apoyarlo en cada paso.El ambiente en la manada es espeso, denso. Los lobos no hablan en voz alta, se miran unos a otros con desconfianza, como si el aire mismo todavía llevara el eco de la traición.Las antorchas están encendidas desde el amanecer, marcando con fuego el espacio sagrado donde se llevará a cabo el juicio. Las sillas han sido dispuestas en semicírculo. El Consejo —ahora prisionero— está en el centro, encadenado con runas de obediencia. Algunos se retuercen. Otros están pálidos. Y unos pocos… aú
LeonardSabía que algo no iba bien, podía sentirlo. Podía sentir el malestar como si yo mismo lo estuviera padeciendo y cuando ella me dijo que estaba bien, debí haber insistido, porque lo sabía, sabía que no estaba diciendo la verdad para no preocuparme.Pero creí que era algo normal del embarazo, ahora…. ahora estoy aterrado.No hay nada más aterrador que ver caer a tu compañera y no poder hacer nada.Cuando Evelyn simplemente pierde la conciencia y se desvanece, con los ojos cerrados y el rostro pálido, algo dentro de mí se rompe. No lo pienso. Me lanzo a ella y evito que caiga contra el suelo, antes de tomarla en brazos con cuidado y la sacudo con suavidad.El corazón latiendome desaforado, el miedo rasgando mi carne.—Evelyn… Evelyn, por favor…No responde.Su respiración está, pero es débil. Como un susurro a punto de apagarse.Mi corazón se desboca. Gruño, llamo por ayuda mientras la aprieto contra mi pecho. Corro fuera de la habitación sin soltarla ni un segundo, sintiendo q
EvelynPor alguna razón despertar duele.No físicamente, sino dentro de mí. Como si me arrancaran de un lugar donde todavía era segura, donde no tenía miedo de lo que está por venir.Pero al mismo tiempo me siento extrañamente ligera, como si el agotamiento se hubiese ido un poco de mi cuerpo.Abro los ojos lentamente y la primera imagen que veo es su cabello oscuro, revuelto sobre su frente. Leonard está ahí, dormido junto a mí, la cabeza sobre su brazo, los dedos aferrados a los míos como si temiera que desapareciera.—Leonard… —susurro.Él reacciona de inmediato, se endereza y sus ojos se clavan en los míos. Hay tanto miedo en ellos… que por un segundo me dan ganas de llorar.Diosa bendita, nunca penes que alguien podría llegar a amarme de la forma en que él lo hace y aún me cuesta un poco aceptar que me lo merezco y que está bien porque yo lo amo a él con la misma intensidad.—Lyn —susurra. Me abraza con cuidado, como si tuviera miedo de romperme—. Amor mío, por la diosa, casi me
LeonardNo estoy seguro de que esté de acuerdo con que Evely haga parte de un ritual ahora mismo, teniendo en cuenta que hace menos de 12 horas estaba desmayada, pero por primera vez alguien es más terco que yo.Y por primera vez no puedo decirle que no a alguien.La habitación huele a incienso y a magia antigua.Estoy de pie junto a Evelyn, sujetándole la mano mientras la hechicera blanca prepara el ritual con el colgante. Ella ha dibujado runas en el suelo, y murmura palabras en una lengua tan vieja que me revuelve las entrañas.Evelyn aprieta mi mano cuando la energía empieza a elevarse.—¿Lista? —le pregunto en un susurro.—Sí —dice ella, aunque su voz tiembla un poco.Cuando la hechicera coloca el colgante en el centro del círculo, una luz azulada lo envuelve. Y entonces, lo siento: la energía de Evelyn fluyendo hacia el objeto.Sus piernas se tambalean.—¡Basta! —gruño, girándome hacia la hechicera—. ¡Detenlo!—¡No! —protesta Evelyn, aferrándose más fuerte a mí—. Tenemos que term