Ezekiel
Cinco años después…
Las noches son cada vez más tormentosas, y, por mucho que intento seguir, el silencio se clava en mi piel como un puñal, a pesar del tiempo que ha pasado.
Cinco años…
¡Cinco putos años!
Y aún no logro encontrarla…
“Ella está muerta”.
Las palabras de Orion resuenan aún en mi cabeza, pero yo no puedo creerlas. ¡Me niego a hacerlo! Porque sé que Lyra está viva.
¡Puedo sentirlo!
¡Mi lobo aún puede sentirla!
Me encuentro de pie en el balcón de mi habitación, con el viento helado golpeándome el rostro, pero no puedo contactarla.
¡No puedo llegar a ella!
Cada noche, sin importar el cansancio, alzo la cabeza hacia la luna y dejo que mi lobo la llame. Pero no recibo respuesta. Si bien sé que está viva, la conexión que tenemos se ha ido debilitando, lenta y paulatinamente; cada día, un poco más. Es como si algo la mantuviera oculta de mí.
Cierro los ojos e inspiro profundo. Sé bien que el vínculo no está roto, al menos no completamente.
Sin embargo, puedo s