Lyra
El tiempo pierde significado cuando estás atrapada en la fina línea entre la vida y la muerte…
Los días parecen disolverse en la penumbra de la habitación de Ezekiel, y cada amanecer es solo una pincelada pálida que apenas roza las pesadas cortinas.
Me siento atrapada en un limbo, suspendida en un espacio donde el dolor se mezcla con el silencio, donde la realidad se convierte en un sueño febril del que no soy capaz de despertar.
Llevo una semana aquí. Una semana sintiendo la presencia de Ezekiel, como si me acechara, constante y silenciosa.
No me habla, ni me toca más de lo necesario. Pero está ahí. ¡Siempre está ahí!
Ezekiel se sienta en la butaca que hay junto a su cama, cada vez en la misma posición, con los codos hincados en sus rodillas, con los dedos entrelazados y la mirada fija en mí.
Y, cuando lo miro de reojo, veo que sus ojos son dos enormes brasas apagadas. Oscuros, profundos.
Me observa fijo como si estuviera esperando a que me desmorone de una vez por todas, ya s