Aysel sabía cuál era su miedo, temía enfrentar las consecuencias de sus actos, Tara estaba huyendo con Asael, para evitar que supiera la verdad, para evitarle una dolorosa desilusión de saber que había vivido engañado toda su vida, cuidado una cachorra que no llevaba su sangre.
Lo que no sabía Tara era que solo estaba alargando algo que tarde o temprano se sabría, porque no se le hacía justo que Dina no supiera la verdad.
—Hay que ir a buscarlos Aysel, por favor, no pueden andar por el bosque como unos pícaros, cuando aquí tienen su hogar, su familia —suplico Dilay agarrando las manos de Aysel con fuerza —se que no fue la mejor madre contigo, pero no puedes dejar que se vayan así, huyendo de algo o de alguien.
Dilay tenía razón, después de todo era su madre, la loba que le había dado la vida, no importaba como, ni la forma que la había tratado toda su vida, lo único que debía importar era que volviera a casa.
Giró la cabeza para ver a Lyon que había permanecido a su espalda, con su m