Cuando la nube brumosa que la envolvía finalmente se disipó, un oscuro y borroscoso lugar se imponía ante ella.
Toda la irá y rabia que envolvían sus sentidos se había disipado, como si ya no existieran o tan siquiera fueran propios de ella.
«Mantente lejos de las criaturas y sigue el sendero» susurró la voz de la anciana en su mente haciéndose eco por encima de sus pensamientos.
Franchesca tragó duro, y sintiendo su corazón latir con fuerza, ella comenzó a caminar, siguiendo las indicaciones de aquella extraña mujer, que al parecer era una verdadera bruja.
Con pasos firmes y confiados, la chica de hermosa cabellera color vino tinto avanzó po